El primer día me encontré con las patas de la Gallina Caponata, cualquier persona de mi generación las reconocería inmediatanmente, la cara se me iluminó con una sonrisa ilusionada, casi infantil.
Al día siguiente, el Monstruo de las Galletas cuyo nombre de pila era Triqui hacía su aparición rodeado de trozos de las galletas que tanto le gustaban, personaje adorable donde los haya, para a la mañana siguiente dejar paso a Epi y Blas, probablemente los personajes más famosos de Barrio Sésamo y el primer dúo cómico que yo conocería.
El sábado le tocó el truno a Oscar el gruñón, dentro de su inseparable cubo de basura desde donde nos muestra su mal humor y malos modos.
Y el domingo encontramos a Elmo, el pequeño de la familia y uno de los personajes con mayor éxito comercial de este programa, siendo muy fácil encontralo cómo peluche casi en cualquier parte.
Para el lunes nos tenían reservado a uno de los personajes más divertidamente terroríficos, el Conde Draco, un vampiro que se pasaba el día contando, creo que ahí nació mi gusto por los vampiros.
Y finalmente, el martes, el día en que se cumplen los 40 años, la foto de familia todos juntos.
No puedo poner en palabras los maravillosos recuerdos que me vienen a la mente sobre ese programa, la de cosas que aprendí, la de canciones que canté y la de risas que me arrancó; por que ese programa constituye uno de mis recuerdos más felices de infancia, tanto, que hoy en día si veo a alguno de sus personajes, me convierto en la niña que fui y dejo que me arrastren de nuevo a ese mundo absurdo y surrealista donde todo tenía una lógica indiscutible.
4 comentarios:
Que maravilla de barrio. Y eso que a mi ya me pilló mayor.
El dia que vi al Monstruo de las Galletas, se me puso una sonrisa....
hay que ver como pasa el tiempo, si hace dos dias yo estaba comiendo galletas con Triqui.
Buenisimo Barrio Sésamo.
María Jesús, ya no se hacen programas como ese :D
Larous yo esperaba ver a Coco, pero no :(
Sí Angelito, seguro que hace dos días :P
Publicar un comentario