Hay una serie de individuos, que toda persona de bien, debe mantener alejados de si mismo.
Son gente inevitable, a la par que indeseable, con la que la gente de bien, colisionamos puntualmente.
En la mayoría de los casos resistimos estoicamente por qué sabemos que pronto desaparecerán de nuestra vida y mientras resistimos nos decimos que así demostramos lo tolerantes que somos.
Otras veces, esas personas entran de pleno en nuestra vida y lo ponen todo patas parriba, ya que ese es su estilo.
Dejan nuestras creencias, prejuicios e ideas, vueltas del revés y nos hacen sentir miserables, sabios o clarividentes.
Puede que incluso, les abramos las puertas de nuestra vida sin reservas, con la esperanza de contagiarles nuestro estilo civilizado, que aprendan lo bien que se vive siendo una persona normal, lo envidiable que es eso.
Sin embargo, en algún momento descubrirás, que es precisamente tu normalidad, lo que te impide trascender ese muro que se alza entre ambos.
Por qué se puede querer, pero al final, tu infancia segura, tu familia estructurada, tu colegio funcional, se alzarán entre tú y la otra persona y tú creerás que jamás podrías estar en su situación y ella creerá que tú nunca sabrás de que va la vida, no eso que tu vives, sino la vida de verdad, la que es peligrosa, la que da miedo, la que te puede costar todo.
Y sólo queda, para demostrar quién eres, dar ese paso y cruzar la línea que separa tu vida normal para entrar en el lado salvaje y peligroso, y si es necesario irás para rescatar a esa persona a las mismísimas entrañas del infierno.
Sabes que eres una presa fácil, pero un brillo fanático y auténtico brillará en tus ojos y nadie te molestará, si hay suerte.
Después volverás a tu mundo seguro, mientras las rodillas te tiemblan y el pulso te late acelerado, eufórico, histérico, sobrecogido.
Volverás a hacerlo, una, dos, tres, cuatro...cien veces.
Hasta que un día, te digas a ti mismo que es un precio muy alto que no estás dispuesto a pagar siempre.
Una mañana, te descubrirás sentado esperando a que esa persona vuelva, en vez de irla a buscar.
Y sabrás, que al fin vuelves a ser esa persona de bien, que debe mantenerse alejada de esa clase de gente.
Nunca quisiste estar en el lado salvaje.
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9 comentarios:
Todos, creo, hemos estado alguna vez en el lado salvaje. Y creo también que es bueno que así sea.
Lo importante no es dónde se está sino dónde se permanece.
yo prefiero el lado seguro, siempre lo he preferido, aunque de adolescente pasara temporadas en el otro lado, siempre he tenido claro que no soy perosna de altos riesgos, igual es menos divertido (para los del otro lado) pero es donde me siento cómoda...
Por un lado me has recordado a la princesa de Sabina y por otro al hijo pródigo del evangelio. No sé, yo creo que cada cual debe escoger su lado, salvaje o civilizado y ser consecuente con el lado que ha escogido. Me gustan los que van contra lo establecido, los que caminan por ese lado salvaje que mencionas. Lo que no entiendo son los rebeldes "de diseño" que te piden dinero cada fin de semana.
qué magnéticos son esos individuos... aunque intuyas el peligro en sus ojos, resultan absolutamente irresistibles. Sospecho que si no se hubiesen cruzado nunca en mi camino, mi vida no sería lo que es... lo que no sé es si sería mejor o peor.
Yo siempre he sido muy miedosa, muy cauta, muy prudente... por supuesto que he conocido personas así y me he dejado llevar en alguna ocasión, pero el coste que he pagado por ello no me ha merecido la pena... tal vez mi vida sea un poco aburrida, pero como decía más arriba, hay que ser consecuente con el lado que se elige e intentar ser feliz con ello...
Nunca me atrajo ni el lado oscuro, ni el salvaje, alguna vez fuí claro, como todos, pero nunca estuvieron las consecuencias a la altura de lo arriesgado.
Soy feliz en el lado tranquilo, ni siquiera me atraen esos malotes que parecen irradiar atración como a Isa, huyo de ellos.
María Jesús, tú crees? yo creo que hay gente que ni nunca ha estado ni nunca estará.
Chelo, para mi la seguridad y la comodidad son mucho más importantes que la diversión :D
Diego, y no se puede ser rebelde sin estar en el lado salvaje?
Un rebelde de diseño, por definición, ya no es un rebelde :D
Isa, sé que hay gente que los encuentra atrayentes, a mi lo que me pasa es que salgo por patas cuando alguna de esas personas se cruza en mi camino.
Ana, hablas del coste que hay que pagar, es algo interesante, sí, el coste siempre es alto. En mi caso al menos, siempre lo ha sido, aunque me he ido a dormir tranquila pensando que he hecho lo que dictaba mi conciencia.
Angelito, me resulta curioso que lo hayas asociado al género masculino :D
Yo no podría estar con un hombre de esas características, primero por que no me atraen, segundo por que suelen ser personas poco maduras y destructivas y tercero por que cansan mucho esos rollos suyos tan extremos.
Yo tengo un imán para estas personas, en cuanto los localizo huyo por qué sé que se me pegan, pero nada, se me acaban pegando y como soy una empática de mierda me acabo ablandando y me veo metida en unos líos tremendos y en unas situaciones que no veas...
Ni por un momento pensé que hablabas de una mujer......
Y eso por?
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