Como os he comentado algunas veces ya, debido al síndrome antifosfolipídico que padezco, me está llevando un amplio equipo médico que trata por todos los medios y no sin improvisaciones varias, que Gremlincita llegue a buen puerto, esto es, los amorosos brazos de su madre, o sea, yo.
Esto significa que desde el mes de diciembre de 2011 me han hecho más pruebas que a un piloto de la NASA y que al cabo del mes veo a un montón de médicos.
Los médicos son esos profesionales de los que esperamos sabiduría, seguridad, claridad mental y apoyo emocional, pero a menudo nos encontramos con señor@s con bata blanca y arreando, de lo anterior mencionado, ni rastro
Por este motivo, se dan un sinfín de situaciones marcianas en las que el paciente y acompañante, yo y medio pomelo, se quedan completamente descolocados ante algunas preguntas y respuestas médicas dignas de mención y publicación bloguera.
En el top ranking de médicos que me dejan con la boca abierta, está sin duda la hematóloga, esa señora a la que se ve un rato competenete y lista (no, no es sarcasmo), tiene la habilidad innata de hacerte salir de la consulta con ganas de acabar con tu vida, de hecho, si en la misma consulta pudieses practicarte un suicidio, mejor que mejor, por qué cuando te atiende, aparte de las lindezas que salen por su boca, te deja muy claro con esa forma de mirarte que tiene por encima de las gafas, que no entiende cómo:
a) Aún no has abortado.
b) Aún no te ha dado una trombosis masiva que te ha matado.
c) Las dos cosas juntas.
Es de esos médicos que aunque tú le digas cosas cómo,
-Bueno, ya estoy de 12 semanas, ¡es la vez que más lejos he llegado!- con la voz rota de la emoción, te mira con maldad y te dice,
-Bueno, aún pueden pasar muchas cosas, ehhhhhhhhhhhhhhhhh.
La traducción a esta frase, hay que buscarla en los puntos a, b y c mientras, ella te mira con cierta sorpresa por qué aún no te has muerto.
Pero a pesar de que la Sra. merece el puesto de honor en el ranking médico, la frase que pasará a la posteridad por su infinita claridad, ayuda y consuelo, fue la que me soltó en la primera visita cuando la ginecóloga me derivó para ver qué recomendaba ella, si pincharme heparina ya o esperar al tercer trimestre, mientras ella me había recetado una pastillita de Adiro cada día.
La hematóloga me miró, miró el informe, me miró otra vez y me dijo:
-Bueno, la verdad es que yo desaconsejo la heparina ahora, pero es que total, si la tomas tampoco pasa nada por que tampoco sabemos si te va a hacer nada, ni ahora ni más adelante, para evitar lo que te pasa.
Pero es cómo lo del Adiro, que te lo tomas pero si no te lo tomaras sería lo mismo, aunque daño no te hace.
¿Cuándo tienes visita con la ginecóloga?
Y yo, con voz estrangulada,
-El lunes- esto era un viernes. Se queda pensativa un rato y me dice,
-Bueno, sigue con el Adito, total por dos días más, no te va a pasara nada.
Pero, ¡en qué quedamos! si el Adiro es inofensivo ¿¿¿¿¿a qué viene lo de los dos días?????
Y la heparina, sirve, no sirve, me la tomo, no me la tomo, mejor me tomo un laxante, ¡¡¡¡¡¡pero dígame usted algo concreto por Dios!!!!!
Al final con tanta ayuda, la ginecóloga decidió lo que le salió del higo, por qué ayuda de la hematóloga, cero.
Otra respuesta médica que nos dejó a medio pomelo y a mi ojipláticos, fué la que nos dió una de las doctoras del departamento de riesgo, tras hacerme la primera ecografía para controlar el peso de Gremlincita.
Tras la ecografía del segundo trimestre, detectaron que la peque iba muy justa de peso, debido al síndrome que padezco pensaron que el embarazo podía verse comprometido, por lo que me pidieron una ecografía urgente a los 15 días, para ver si crecía o no.
Es decir y para que quede claro, que 15 días después de la ecografía de control del segundo timestre, se programó otra ecografía única y exclusivamente para controlar el peso y así el crecimiento de Gremlincita y poder descartar daños en la placenta.
¿Se entiende no?
Pues bueno, llegó el día de la eco y me tocaron dos novatas que iban bastante perdidas, además Gremlincita no para quieta y hacer mediciones con algo que se mueve tanto, no es fácil, lo entiendo.
El caso es que no me contraban la arteria uterina y se pusieron nerviosas, llamaron a la doctora de riesgo, ojo, una de las doctoras que me lleva en consulta, vino, miró y remiró, lo econtró todo en su sitio y nos dijo:
-Está todo bien.
Y preguntamos,
-¿Y el peso?- sí, llamadnos raros, no preguntamos ni por el plato del día en la cafetería, ni por la previsión meteorológica, ni por la bolsa, preguntamos por el peso, por qué la ecografía era para eso, para ver lo que pesaba la churumbela y entonces, ella nos mira y nos dice,
-¿El peso? es que no estamos aquí para esto (esto es, conocer el peso de la Gremlin).
Sí, en serio, esa fué la respuesta, al vernos la cara de alucine nos explicó que es que quedaba mucho para el parto, que se podían dar muchas variaciones, que esto y que aquello, pero vamos, que el peso era lo de menos.
Yo imagino que si le hubiésemos preguntado por los avances sobre los descubrimientos en Marte, le hubiese parecido mejor, cómo más en sintonía con lo que allí estábamos tratando.
Al final y no sin poco insistencia, logramos saber el peso y que no había daños en la placenta.
Pero la que sin duda ha sido la pregunta que más nos ha gustado en estos meses, fué la del médico que le tenía que hacer a la Gremlin un ecocardiograma para descartar daños en el corazón, sí, es que entre ella y yo tenemos de todo .
Llegamos supernerviosos a la visita por que en la eco del primer trimestre se había activado un indicador de riesgo de daños cardíacos y había que descartarlo, pero tuvimos que esperar 5 semanas para ello ya que el corazón entonces, no estaba suficientemente formado, así que te tiras 5 semanas esperando, cagao y nada más llegar y tras la espera de rigor, te llaman a la consulta, tratas de entrar, no puedes por qué la puerta está cerrada con llave y el médico que está dentro, o sea, dentro, no encuentra la llave para abrirte la puerta.
Cuando lo consigue, y tras debatir las bondades de hacer las prácticas en urgencias o con él con dos aprendizas, me dice que me tumbe en la camilla y una vez allí me dice:
-La verdad es que no sé qué haces aquí. ¿Qués es lo que quieres, un pliegue nucal?
En fin,que el médico es estupendo, pero lo de mirarse la hoja de la derivación no es lo suyo y preguntas como esa la dejan a una pensando que las cosas no deberían ser así.
En la segunda ecocardio, sí, han tenido que hacerle dos por qué no estaba claro del todo, me vino a preguntar lo mismo, menos mal que se acordaba de mi caso y que yo me entero bastante bien de lo que me pasa, que sino menudo diálogo de besugos.
Y os he de confesar que vivo con miedo de llegar un día a la visita de la ginecóloga, entregar el papel de visita, esperar mi hora mínimo de rigor y ver que la enfermera sale a buscarme y me dice:
-He visto que está usted embarazada y que ha entregado este volante de visita para la ginecóloga, pero esto no es aquí criatura.
Y yo diré,
-¿Ah no?, y ¿dónde es?
Y ella me dirá,
-Pues dónde va a ser, en la planta de arriba, ¡¡¡¡¡¡en podología, mujer!!!!!!!
4 comentarios:
Y todo eso, sin recortes...
XD
Madre mía, si vieras las salas de espera y el retraso con el que te llaman a la visita...es terrible.
Qué fuerte todo lo que cuentas Ender... y cómo dice M Jesús, sin recortes, dios nos pille confesados... o lo que sea
Recortes ya llevan padeciendo hace tiempo, se ve en el personal que atiende, cada vez menos personal para más usuarios, de momento, el protocolo médico aguanta :)
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