A mi madre y a mi abuela, les encantaba leer.
Tanto mi casa, como la de mi abuela, tenía un número significativo de libros en las estanterías.
Mi madre, no me dejaba leer ninguno de los libros que teníamos, por que eran para mayores.
Así que cuando podía, asaltaba la biblioteca de mi abuela.
Un día, apareció un libro nuevo en su biblioteca, mi madre y mi abuela, hablaron durante semanas de ese libro, siempre cuchicheando y con caras de asombro o de asco.
No había forma de enterarse de que iba el libro, así que un día decidí cogerlo de la estantería, plantarme delante de mi abuela y pedirle que me lo dejara para leerlo.
Yo tenía 13 años.
Cuando mi abuela vio el libro, me dijo que de ninguna manera, que ese libro no lo podía leer.
Mi madre estuvo de acuerdo.
Semanas más tarde volví a la carga y le pedí permiso a mi madre para poder leerlo, ella insistía en que no era una lectura adecuada para mi, que trataba de cosas que sólo entendían los mayores.
Insistí, e insistí, como si en las páginas de ese libro fuese a encontrar las respuestas a todas las preguntas de la existencia.
Argumenté que era muy adulta para mi edad y que nunca antes se habían preocupado mucho por si lo que veía o leía era o no adecuado.
Al final, cedieron y me dejaron leer el libro.
Ese libro era Treblinka, de Jean Francois Steiner.
En aquel momento ya sabía qué había pasado con los judíos en los campos de exterminio, aunque nunca antes había tenido acceso a una información tan precisa.
Devoré el libro, a pesar de las cosas horribles que contaba.
Esa fue la primera vez que traté de comprender la naturaleza del ser humano, pensando que acercándome a sus actos más horrendos, lograría entender sus motivos y a lo mejor, este mundo dejaba de herirme tan profundamente.
Pero no lo logré; no logré entender el por qué de sus actos.
Llegué a la conclusión de que a lo mejor mi familia tenía razón y esa era una lectura para mayores.
Pasaron los años y un día en mi instituto se organizó una charla con supervivientes españoles de los campos nazis.
Fui con una compañera, escuché sus historias, algunas aún las recuerdo perfectamente, vi las imágenes y en la ronda de preguntas, una de mis profesoras se levantó, se puso frente al micro y les preguntó si habían conocido a un señor, de nombra tal y aspecto cual.
Era su padre.
Sólo sabía que acabó en un campo de concentración, nunca más tuvieron noticias suyas.
Entonces cobré conciencia de que ese no era un tema de alemanes y judíos de países lejanos, era un tema que a los españoles nos tocaba muy de cerca.
Mi interés por el tema creció, y leí, y leí, y leí, siempre bajo la premisa de entender un poco mejor al ser humano para que esas atrocidades dejaran de quitarme el aliento y al leer entendía muchas cosas, y unos me causaban admiración, otros asco, a veces ambos me inspiraban compasión, pero nunca llegaba a entender verdaderamente el por qué.
Y al final, un día, sentada en las vías más tristemente famosas de nuestro continente entendí que por mucho que leyera, por mucho que fuese hasta el lugar donde pasó, la pregunta que se escondía tras toda esa búsqueda no era, por qué lo hicieron ellos.
La pregunta, la única que necesitaba ser contestada, era;
¿qué hubieses hecho tú en su lugar?
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12 comentarios:
La pregunta es crucial. Afortunadamente vivimos el día a día medio inconscientes, porque si fueramos conscientes de todas nuestras miserias no habría grandeza que nos consolara.
Un fuerte abrazo.
Ender, yo me lo he preguntado muchas veces, qué hubiera hecho yo si me hubiese tocado ser un nazi durante la 2ª guerra mundial, o si hubiese nacido talibán, o musulmán en un ambiente radical, o vasco en un entorno etarra...
Hoy por hoy me considero una persona con valores y rechazo toda la violencia, pero las condiciones externas son determinantes en una educación y lo más seguro es que habría crecido convencido de que la violencia es necesaria para lograrla paz, como les ocurre a ellos. No son convicciones genéticas, sino imposiciones del momento cultural puntual que te toca vivir.
El problema es que todos nos creemos en posesión de la verdad y en todo esto ya sabes que está nuestra opinión, la del bando contrario y después la verdadera.
Pues seguramente lo mismo...ellos, nosotros, tú, él, yo...todos somos iguales.
Uff este tema da para muchas reflexiones. Debo reconocer que he leído muy poco al respecto, sólo un libro que nos obligaron a leer en Bachillerato K.L Reich, y que me costó un montón terminar, demasiado duro, explícito, terrible.
Películas he visto varias que tratan el tema, y me quedo con las que menos muestran pero que no por eso dejan de transmitir.
En su lugar, no lo se, porque creo que si hubiera estado en su lugar no pensaría de la forma que pienso, me habrían educado de otra manera, mi entorno sería diferente, y la idea de la correcto y lo incorrecto, moral e inmoral que tendría también sería diferente.
Me gustaría decir que hubiera rechazado todo tipo de violencia, pero se que la educación y el entorno pesan mucho sobre los actos de una persona, hasta el punto que uno puede llegar a actuar de formas que por sí sólo no actuaría nunca. Sinceramente no lo se, me cuesta muchísimo ponerme en esa situación.
Besos!
Al igual que tú, creo que no habría podido resistirme a leerlo, pero comprendo a tu madre y a tu abuela: no es un libro para niños, pero sí hay que ir hablándoles,de un modo menos duro, de lo que pasó allí. Visité el año pasado Polonia y algunos campos y es una sensación que jamás olvidaré. Ojalá aprendamos a no olvidar el pasado!
Felicidades por el blog!
Interesante pregunta, después de los acontecimientos de los últimos días.
La respuesta: si hay líderes que conducen a la ciudadanía a demonizar a un grupo, la ciudadanía odiará a este grupo con todas sus fuerzas, y argumentará ese odio de la a hasta la z.
No hace falta irse a la Alemania nazi. Aquí tenemos nuestros propios ejemplos.
Bicos.
Emejota, se puede plantear de otra manera, si fuésemos conscientes de todo lo que hacemos, igual no haríamos ni la mitad de cosas que hacemos.
Julio, creo que hay una diferencia fundamental en los ejemplos que planteas, por que la Alemania nazi no es algo que llevase 50 años existiendo, fué un fenómeno que nació, creció y desapareció, con lo que el tiempo de exposición a la comedura de coco es sensiblemente menor.
Yo es que creo que la verdad verdadera no existe :D
Ignacio, pero igual que quién, que el que miró para otra parte, que el que vendió a sus vecinos o que el que trató de salvarles la vida?
No, no todos somos iguales, si lo fuésemos, no cabrían las preguntas filosóficas que nos hacemos muchas veces.
Nee, el entono, la educación, son fundamentales, pero entre toda esa gente educada igual hubo excepciones y yo me pregunto que por qué debe ser.
Filosofar de todo esto desde el sofá de mi casa es muy fácil, otra cosa es tomar la decisión de dejar a su suerte a personas que hasta ayer eran tus amigos, tus vecinos, tus empleados, y seguir viviendo con eso, o más difícil todavía, exponer la vida de tu familia por salvar la vida de otros.
Tantaria, es que en esa época el mundo era distinto, esas cosas no se tenían tan en cuenta, los traumas no existían, la psicología era una cosa extraña y los niños se suponía que eran a prueba de bombas :D
Haw, nuestros propios ejemplos los tengo demasiado cerca, me cuesta ser objetiva imagino que eso es lo que ha hecho que me fije en algo de fuera teniendo como tenemos de sobra con nuestra historia reciente.
Ignacio, pero igual que quién, que el que miró para otra parte, que el que vendió a sus vecinos o que el que trató de salvarles la vida?
Igual que CUALQUIERA de los ejemplos que pones.
"No, no todos somos iguales"
Podiera ser...aunque también pudiera ser que fuésemos tan iguales como distintos.
Ender, no creo que se trate de ser objetiva cuando observamos nuestro propio entorno y tiempo. Ninguno somos objetivos, cada quien tiene sus propios juicios de valor. Creo que se trata de actuar con un mínimo de justicia. El mundo es lo suficientemente complejo como para achacar todos los males a un único colectivo, o persona.
Siempre he dicho que prefiero mil veces a una persona justa que a una persona 'buena'. Todas las decisiones de una persona justa son buenas. Pero, muchas de las decisiones de las buenas personas son profundamente injustas.
Recuerdo aquella frase de Luther King: tendremos que arrepentirnos no sólo por los pecados de las malas personas, sino también por los aplastantes silencios de las buenas personas.
Bicos.
Igancio, con ese discurso te cargabas tú la filosofía en 10 min XD
Lo que creo es que la mayoría de nosotros somos muy iguales, pero el hecho de que exista gente diferente hace válidas casi todas las conjeturas posibles del y si...?
Haw, yo creo que se es más objetivo cuando no hay implicación emocional.
A mi, por mucho que me informe de la SGM no me hierve la sangre, me puedo horrorizar, me puedo entristecer, pero mi visión sigue siendo lejana y fría, por llamarlo de alguna manera.
En temas como la Guerra Civil, pues que quieres que te diga, hay cosas que me encienden y me cabrean y estoy segura de que mi imparcialidad es más que cuestionable.
Y estoy completamente de acuerdo contigo, prefiero a las personas justas que a las buenas; un millón de veces.
"Igancio, con ese discurso te cargabas tú la filosofía en 10 min "
Tal vez...o tal vez le daba una nueva perspectiva...
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