Patrones

viernes, 8 de mayo de 2009

Durante nuestra infancia y adolescencia, aprendemos los patrones emocionales que guiarán nuestra vida de adultos.
Si tenemos suerte, no necesitaremos cambiar muchos de ellos una vez seamos mayores; sino, invertiremos el resto de nuestra vida a aprender patrones nuevos que se adapten a las nuevas personas que queremos ser.

El miércoles, me tocó enfrentar uno de los patrones aprendidos en mi infancia, probablemente, uno de los que más me va a costar cambiar y que más vulnerable me hace sentir.
Había quedado justo después del trabajo, para ir a casa de una persona muy querida para mi, con la que no siempre he tenido una relación fácil.
Ahora, que las cosas nos van tan bien, el trato se ha reanudado e intesificado.
Esa persona tenía que venirme a buscar a la salida del metro yo estaría allí sobre las 6 y media de la tarde, justo el día anterior hablamos por teléfono para quedar, yo llamaría al salir del metro y me vendría a buscar para ir a su casa, por si me retrasaba.

A media tarde, le mandé un sms para decirle que elegiría la línea roja para llegar de las varias opciones que tenía, pero no contestó.
Antes de salir del trabajo, le llamé por si acaso, pero el móvil estaba apagado. No me gustó, pero pensé que estaría durmiendo la siesta o que se yo, e igualmente fui hacia allí.
Al llegar volví a llamar y el contestador, seguía puesto.
Dejé el segundo mensaje de voz de la tarde, bastante enfadada.
No era sólo el hecho de dejarme plantada, que es una cosa que me cabrea considerablemente, era el hecho del desinterés, del pasotismo, del volver a lo de antes.
Esperé un tiempo prudencial, y volví a llamar, el contestador me invitaba a dejar un mensaje, que por supuesto dejé, echando chispas.
Me marché, el viaje de vuelta era de unas 20 paradas de metro, así que tuve tiempo para muchas cosas.
Ya no estaba enfadada, sólo triste, muy triste.
Me sentía traicionada, abandonada y humillada, di rienda suelta a todo el miedo que iba ido acumulando durante las últimas semanas a que algo saliese mal, a la angustia de sentir que una vez más todo había sido para nada y me abandioné completamente a todas esas emociones, convenciéndome así, de que estaba cantado que eso iba a pasar, que nunca debí confiar, que había sido débil, frágil, tonta.
Hacía tiempo que no me sentía tan mal.
Mi cuerpo hizo por mi, lo que mejor sabe, dar una salida a la angustia y empecé a encontrame muy mal, unas nauseas tremendas se apoderaron de mi a la mitad del viaje.
Entonces sonó el móvil, un número desconocido.
El móvil al que había estado llamando, había quedado inoperativo a causa de una portabilidad ese día, su dueño no lo sabía por qué era un móvil de empresa y está de vacaciones, nadie lo había avisado.
Yo, que aún estaba enfadada y dolida, acepté la explicación pero mis emocuiones tardarían bastante en disiparse, pero justo después de la llamada, ya no me sentía mal.
El resto del viaje lo pasé tratando de convertir toda esa desazón que aún sentía en algo nuevo, algo a lo que pudiese recurrir cada vez que estuviese a punto de dar rienda a todos esos arquetipos tan dañinos que insistimos en repetir una y otra vez, para no volver a tener que pasar por lo que acababa de pasar gratuitamente.
Había una explicación lógica, sólo se trataba de esperar.
Nunca antes en mi vida, me había dado cuenta tan claramente del daño que nos hacen todas esas ideas preconcebidas que vamos asumiendo como verdades absolutas, esta vez, el conflicto llegaba en el momento más delicado, justo en el momento de transición, cuando estaba abandonando ideas antiguas y tratando de aceptar esos nuevos patrones, los que quiero para mi vida, justo cuando más vulnerable me sentía.

Ayer, una nueva llamada, para asegurarse de que todo estaba bien, para invitarme de nuevo.
Sabía que me había enfadado, aunque no sabía lo mucho que me había afectado, volvió a disculparse, hablamos un rato, reímos.
Tampoco él hace unos meses hubiese hecho esa llamada.

14 comentarios:

Cristina dijo...

El problema, Ender, es que no todos somos iguales, ni nos comportamos de la misma manera con todo el mundo.

Si yo quedo con alguien, remuevo cielo y tierra si no puedo ir, para que se entere de que no podré ir, y para que no se preocupe. Si es una persona con la que no tengo trato, o que sé que tiene una personalidad complicada, con más razón me esfuerzo en que se sienta cómoda.

Por lo general, mis allegados hacen lo mismo, pero, sí he conocido gente que parece que te hacen un favor llegando puntuales, o simplemente, llegando jajaja. Es algo que no soporto, porque soy tan tonta que me preocupo, y siempre pienso que algo malo ha pasado.

Creo que tu enfado ha sido lógico, porque desconfías, debido a un determinado pasado que te aporta cierta experiencia.

Si no puedes evitar que te siente mal esa actitud, trata, al menos, de no esperar demasiado de esa persona. Estaréis los dos más cómodos.

Bicos.

Ana. dijo...

Ayyy Ender! Yo como Hawai, si he quedado voy, aunque se hunda el mundo! O llamo a donde sea para localizarte, o mando a alguien a por ti, pero no te dejo plantada, créeme! Y me hubiese ido en el metro tan destrozada como tú, y, conociéndome, llorando de rabia y de pena!
Pero bueno, todos no somos iguales, a lo mejor no pudo, no pensó que tú lo pasarías mal... no todos somos igual de respetuosos, no todos piensan que el tiempo de los demás vale, como mínimo, tanto como el suyo...vamos a aceptar las disculpas y aquí no ha pasado nada! ;)

Ender dijo...

Pero si me llamó!!!! cuando vio que no llegaba, me llamó pero estaba sin línea, no tiene fijo y el otro móvil estaba sin pasta, así que tuvo que recargar el móvil, averiguó lo que había pasado y cuando lo supo me llamó para darme una explicación, que fue a las 7.30.
Nadie le había dicho que lo dejaban sin móvil.

En este caso, el problema fue que pensó que cómo salía del trabajo igual me había retrasado y entre lo que esperó y lo que tardó en bajar y localizar a alguien le pasó esa hora.

Creo que además, me he expresado mal, quedamos a las 6.30, para que supiese la hora, pero yo le llamaría desde la parada y él bajaría, no staría allí esperando por si yo me retrasaba.

No me quejo de su actitud de ahora, ni mucho menos, hizo lo que tenía que hacer. Es sólo que en vez de darle una oportunidad a él, se la di al pasado.
Al menos, eso he aprendido, ahora que me dure :D

Haw, no puedo esperar poco de esa persona.

mariajesusparadela dijo...

Es bueno recuperar, es bueno rectificar. Enhorabuena.

Ana. dijo...

Jolín Ender, te entendí fatal!
Olvida el pasado y empieza de cero! ;)

suculentas en venta dijo...

Lo mismo que Ana.

borra todo lo anterior, los errores y la incomunicacion anterior y parte de cero.

Y en cuanto a los patrones...es muy dificil borrarlos... es como el sistema operativo de nuestro ordenador personal. Copias desde niña patrones de la persona más cercana...y así opera tu cerebro. Tienes que ir rompiendolos poco a poco y sobre todo darte cuenta de que muchas veces existe una explicación lógica, mucho más lógica que la que tu cerebro te dicta.

Te lo dije en otro comentario...no arrojes la toalla a la mínima. Llevará un tiempo volver a confiar...

besucos

Ender dijo...

Gracias Maria José, es bueno y complicado :D

Ana, a ver si haces el favor de adivinar lo que quiero decir, hombre ya!!!! :DDDD

Daisy, si fuera tan fácil hacerlo cómo decirlo la humanidad sería feliz y plena :P
La peor parte de los patrones es cuando nisiquiera sabes que lo son y los repites pensando que son una opción libre y elegida.

Sabes, no pensaba arrojar la toalla, pensaba que era la otra parte quién la había arrojado.

Cristina dijo...

Creo que cargo con el pesimismo ancestral de mi cultura con respecto a estos temas. No creo que la gente cambie, y creo que hace daño esperar que lo hagan sin más.

Pero no me hagas caso, seguro que no tengo razón.

De lo que sí estoy por completo segura, es de que se debe poner en olvido todo lo del pasado que nos haga daño.

Del resto de cosas, no sé nada :).

Bicos.

Ender dijo...

Haw, yo no sólo creo que la gente puede cambiar, sino que lo sé.
Yo personalmente he cambiado bastantes cosas de mi forma de actuar.
Lo he visto también en mi entorno cercano.
También he visto a mucha gente que no cambia y nunca cambiará.
Pero poder, se puede.

Creo que lo que pasa es que la gente cree que tiene una especie de derecho divino a ser cómo es, aunque eso dañe al resto o aunque le de malos resultados y se empeña en reafirmar su ego con actuaciones desastrosas.

Si dejamos de lado nuestro ego, se pueden hacer muchos progresos, pero con orgullo no se llega muy lejos.

Es difícil, eso lo reconozco, yo he invertido muchos años en cambiar cosas y aún no lo he conseguido del todo, pero hay que intentarlo.

Cristina dijo...

¿Sabes qué pasa?, que pienso que ese cambio sólo es posible rompiendo moldes, haciendo esfuerzo interior por ser feliz, por vivir tu vida, no la que los demás quieren que vivas. Mientras se prentenda mantener una situación establecida, no creo en el cambio.
Te pongo un ejemplo: si un compañero de trabajo/amigo/novio te hace la pascua, y se entra en una espiral de tira y afloja, sólo puedes cambiar la situación dándole puerta, y cada uno a lo suyo. No creo que se pueda mejorar una relación deteriorada, sobre todo, en el tema de pareja.
Pero, ojo, que tampoco creo en el acúmulo de rencor, me parece de lo peor que nos puede suceder, llenarnos de resentimiento y rencor. Soy más bien partidaria de la retirada a tiempo que de la guerra continua. Pienso que es un error en el que se cae mucho, el tratar de que algo funcione porque tiene que funcionar,... algunos lo llaman perseverancia, a mí me parece un sufrimiento sin mucho sentido.


Bicos.

Ender dijo...

Hawai a veces son más importantes los moldes externos que tratamos de cumplir que los que realmente necesitamos a título personal y eso es un error.

En cuanto al caso que propones, es complicado diferenciar cuando vale la pena seguir luchando e intentándolo, y cuando es mejor que cada uno vaya por su lado.
Tratar de arreglar las cosas a toda costa ni es la solución ni es necesario la mayoría de las veces.
Pero cómo decides una cosa u otra?

Hay gente que pasa por nuestra vida y hay gente que se queda para siempre.

Cristina dijo...

Para mí es importante el no llegar al conflicto, y menos aún, llevarlo a un punto 'de no retorno'. Si hay algo que me desespera es ver a amigos, o a gente que ha sido pareja, y que se odian a muerte, dejan de hablarse y sacan lo peor que llevan dentro. No comprendo cómo están dispuestos a someterse a semejante desgaste. Cuando se tiene un problema serio de los de verdad, lo más sano es tratar de ponerlo en el olvido y seguir adelante, una vez todo ha pasado,... no regodearte en lo malo y negativo.

Decidir es fácil: no puedes querer a alguien a la fuerza, ni puedes obligar a alguien a que te quiera. Y eso se aplica para todo tipo de relaciones: pareja, familia, amistad, trabajo.

No me digas que no conoces algún caso de relaciones de pareja en las que una de las partes persigue a la otra hasta el agotamiento, quiera o no, es sí o sí jajajaja. Conozco varios casos, y todos terminan de la misma manera ;).

Bicos.

Ender dijo...

No, a la fuerza no se puede ni querer ni que te quieran, pero a lo que me refería es que a veces hay relaciones en las que las dos partes se quieren mucho y no saben cómo resolver sus conflictos y por eso la relación es un caos.

En ese caso, me parece que no es fácil decidir si vale la pena seguir e intentarlo una y otra vez o mejor buscar una persona que de entrada sea más "compatible".

Yo, sinceramente no puedo entender cómo una pareja que se ha querido x tiempo puede llegar al extremo de sacarse los higadillos.
O yo tengo un concepto del amor muy extraño o soy una lama cándida.

Yo más bien conoczco casos de relaciones dónde se está en eterna crisis por qué hay problemas graves de fondo que no se solucionan, sólo se discute y se discute, se culpa, se ponen las maletas en la calle y vuelta a empezar.

Ender dijo...

Una lama no, una alma : )

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