Los 10 estados del reto manualitil

jueves, 10 de enero de 2013

Con esto de adecuar la habitación para la Gremlin, nos ha tocado, bueno, me ha tocado a mi, hacer manualidades varias, ya que aparte de comprar muebles nuevos, hemos reaprovechado algunos que ya teníamos.
Lo que pasa es que para que conjunten con el global de la habitación, pues hay que personalizar algunas cosillas y ahí entro yo, brocha, vinilo o cuadro en mano, tratando de crear una unidad cromática coherente.

Para ello no sólo hay que devanarse los sesos tratando de ser original o armónico, además hay que convencer a Papá Calamar, que cómo buen representante de su género, distingue apenas 3 colores y lo de las compatibilidades le suena a Matemáticas avanzadas.

Al final, nos hemos decantado por pintar las paredes de un verde claro y un rojo suave, mi idea inicial era lima y sandía, pero el vendedor de la tienda y el propio Papá Calamar me lo impidieron en un arranque inaudito de iniciativa coloril y decisión inamovible.
Los muebles y alfombra han respetado ambos colores y colgamos un estor de un color ciruela muy bonito, por lo que decidí que el resto de adornos debía combinar con el estor para no tener demasiados colores.
Así que me ha tocado pintar el mueblecito de colgar y todos los marcos que vamos a poner, de un color lo más parecido al estor y pasar por las 10 fases por las que paso cada vez que me enfrento a esto de las manualidades, que son:

1-Imaginarlo: esta es estupenda, en tu mente te montas y desmontas acabados preciosos y perfectos que serán la envidia de todos los decoradores del universo, no escatimas nada, combinación de colores, plantillas, hasta adhesivos super molones que ubicarás en los lugares menos pensados y por supuesto, más originales.
Estás tan supermotivada que no ves la hora de empezar.

2-Encontrarlo: por qué sí, una tiene mucha imaginación, pero reconozcámoslo, a veces el mercado no me sigue el ritmo y o bien imagino cosas que aún no se han inventado, o si se han inventado es complicado de narices hacerte con ello. 
Del precio ni hablamos.

3-El presupuesto: está claro que cuanto más exclusivo es algo, más caro, así que al final a la hora de elegir se combinan dos variables fundamentales, lo que cuesta de encontrar y lo que cuesta de pagar.
Y sí, lo que acabas comprando no es ni la mitad de glamouroso ni exclusivo que lo que imaginaste en la primera fase manualitil, todos sabemos eso.

4-La planificación: vale, al final te has decidido y ya tienes todo lo que necesitas en casa, te has decidido por lo que te has decidido, las cosas son cómo son y con eso tienes que sacar el mejor partido, así que te tiras una o dos, o tres semanas pensando y pensando, bueno, lo mejor es que lo de pensar y pensar lo hayas hecho antes de comprarlo todo, por qué si lo haces después fijo o te sobran o te faltan cosas, pero aún y así, aunque hayas pensado mucho antes, después sigues dándole vueltas a las cosas, hasta que al final en tu mente se forma ese plan maestro que convertirá en los objetos reciclados en verdaderas obras de arte.
Vuelves a tener unas ganas locas de empezar y no entiendes por qué aún no estás en ello.

5-La ejecución: este estado sólo lo puedo definir con una palabra: pereza.
Por qué una cosa es imaginarlo y otra hacerlo y para hacerlo, pues eso, hay que hacerlo y a mi me da siempre una pereza, pero pereza, pereza.
Pasan algunas semanas más entre que te animas y no te animas, hasta que al final te decides y te pones manos a la obra.
Y entonces, justo cuando estás delante de tus instrumentos de trabajo, todo dispuesto y organizado para empezar, un pensamiento funesto cruza tu mente.
¡Pero para que me meto yo en estos embolaos con lo fácil que es comprarlo todo nuevo y ya está!

6-Dando el callo: es la fase que viene inmediatamente después de la 5, cuando estás metido en harina e invariablemente, las cosas no acaban de salir cómo tú tenías pensado.
Esa superficie que no absorve de la manera que esperabas la pintura, ese color que no es exactamente el que a ti te parecía, ese vinilo al que no le sale de los ovarios pegarse del todo bien, esa combinación de pegatinas que no es tan maravillosa cómo lo era en tu mente, ese pedazo ralladura del mueblecito a la que no le sale de las narices desaparecer...
Aquí normalmente, es mejor no hablarme, de hecho,es mejor ni pensarme, y si puedes no estar en casa conmigo, mucho mejor, por qué se me va poniendo una mala leche que me doy miedo hasta yo misma.
Se reitera el pensamiento ya expresado en el punto 5, pero con añadidos del estilo:
-Me cago en la ostia puta ya.
-Por mi santo piiiiii que esto queda cómo yo diga.
-Tú mismo/a, o te enderezas o te tiro por la ventana.
-A mi me vas a vacilar tú, mira que te rompo en 7 partes.
-A mi no me toques los ovarios, que a chula no me ganas.
Y un largo etc de insultos y sentencias aterradoras dirigidas tanto a herramientas cómo objetos inanimados.

7-La remontada: por qué hay un punto que o bien lo has tirado todo ventana abajo, o bien te has empezado a calmar, sobretodo cuando compruebas que las cosas, a diferencia de las personas, no suelen dejarse impresionar por tus amenazas, por creativas que éstas sean.
Así que llega un punto, en el que el resultado que va tomando la manualidad o manualidades, ya no te parece tan infecto y cutre y hasta te vas animando.

8-El resultado: y al fin, has acabado.
Compruebas con orgullo tu obra y aunque cualquier parecido con tu idea original del punto 1, es pura coincidencia, te sientes superorgullosa de ti misma y te parece preciosisisisisma y este punto, es importante recordarlo, es un punto muy subjetivo, por qué a medida que has ido avanzando en el proceso manualitil, has ido perdieno la objetividad a marchas forzadas, así que lo mismo el resultado es una mierda pinchada en un palo, pero a ti te sigue pareciendo sublime, digna de exponer en un museo, aunque lo único que hayas hecho sea cambiarle el color a un marco.

9-Ubicación final: este punto reúne un poco del punto 6 y del punto 8, sobretodo cuando el hecho de ubicar el objeto en su destino final se complica, ya sabéis, al hacer el agujero en la pared has pillado un cable, o el desague del aire acondicionado o a pesar de que tú lo veías super recto antes de colgarlo, tiene tal inclinación que hasta el Titanic estaba más enderezado los últimos 5 minutos antes del hundimiento, esas cosas que te van poniendo de una mala leche considerable y esta vez, el maromo no se las puede ahorrar por qué te está ayudando y presumiblemente, va a ser el blanco de todas tus iras.
Al final, la ceguera absoluta del punto 8 te posee, por qué tú lo único que quieres es acabar de una puta vez y ya te da igual que los marcos estén rectos o no, que los vinilos tengan más burbujas que el anuncio de cava de fin de año o de que hayas tenido que acabar pegando las pegatinas con cola industrial a pesar de saber que ya no las despegarás en la vida y que sólo por eso, deberás sustituir el mueble entero.
Estás desesperada y todo vale, todo te parece bien y sobretodo, tu percepción de la armonía espacial se dilata y se contrae lo que sea necesario y cuando vengan las visitas y pongan cara rara ante las inclinaciones imposibles de los marcos, tú repetirás cómo un loro:
-No, si está recto, mira, tomamos cómo referencia la esquina derecha de la pared, pero ya sabes, estas casas antiguas, puffff, no hacían dos paredes iguales y todo está torcido.
Pero el marco está recto, eh, es sólo que no lo percibes bien, por lo de las paredes torcidas, ya sabes.
Casas viejas.
Ya sabes.

10-Manualidad realizada: este es sin duda, el punto más dulce de toda manualidad, lo pensaste, lo compraste, lo hiciste, lo ubicaste y ahora sólo queda disfrutar del resultado.
Te congratulas de tu buen gusto, de tu arte, de tu habilidad, se lo cuentas a todo el mundo:
-Uy, no, mira, comprar por comprar no, ni hablar, nosotros teníamos la mesa de una máquina de coser por ahí y en vez de tirarla y tener que comprar otro mueble, pensamos, qué bonito quedaría en la habitación de la Gremlin cómo armario, con sus cajones tan bonitos y eso y la restauramos y ha quedado im-pre-si-o-nan-te!!!!!!
Lo que no dices que es el mueble de los cojones, ocupa tres veces lo que ocuparía una cajonera la mar de apañada con al menos 6 cajones que te vendrían de fábula, contra los dos únicos y roñosos cajones diminutos, que tiene el mueble de marras.
Total, que al cabo de unos tres meses o así, pillas al maromo por banda y le dices con cierta deseperación, que en cuanto ahorréis un poco, os hacéis con muebles nuevos, que total, los que habéis reciclado ya han cumplido su función, que han tenido una vida muy larga y que eso no es derrochar.
Eso sí, en cuanto al tema estrictamente manualitil, te descubres pensando un día:
-Pues no había para tanto, a ver cuándo me lío la manta a la cabeza y vuelvo a hacer alguna manualidad de estas chulas que se me ocurren a mi.

10 cosas que no entiendo de Facebook

sábado, 5 de enero de 2013

1-Gente que publica algo en FB, para acto seguido ponerse él mismo un Me Gusta y dejarse un comentario.
A mi esto, me desconcierta, de verdad, yo lo pongo, yo me molo y yo me escribo, sólo falta que inventen una función que sea mandar un beso, y se lo manden por cojonudos.

2-Gente que sólo usa FB para colgar fotos o vídeos suyas haciendo posturitas en plan, que guap@ soy.
Esto, me supera, sinceramente, me entran ganas de dejar comentarios con insultos varios, en plan, majader@, mamarrach@, simple, etc.

3-Gente que utiliza FB para insultar a sus amigos veladamente.
De vez en cuando, te encuentras un comentario cargado de mala leche dirigido así al aire, que te deja mudo.
A veces sabes de qué va, y ves cómo los aludidos, que no se han enterado de nada, obviamente, ponen un Me Gusta o hasta comentarios del estilo:
-A mi también!
-Yo pienso igual!
Sin saber que los acaban de poner verdes y están quedando cómo auténticos imbéciles.
Otras no lo pillas y piensas si te estarán poniendo a caldo a ti y por si las moscas, haces que no lo ves.

4-Gente que te responde por FB lo que no ha tenido cojones de decirte a la cara.
Sí, eso, que tienes unas palabras con alguien, se calla cobardemente y al cabo de un rato ves una respuesta que te alude muy abstractamente en el último estado de esa persona.

5-Gente que va repartiendo Me Gustas a diestro y siniestro.
Da lo mismo que hayas compartido una canción, que digas que te sientes solo y que la muerte se te antoja deseable, ahí va el Me Gusta y ahora te dejan hasta una carita sonriente.

6-Gente que lo firma todo, todo, todo.
Da igual qué plataforma sea la que te pida una firma, ya sea para salvar a una mujer violada de ser lapidada en su aldea natal, como para presentar una propuesta de ley para que todos los buzones de las aceras con números impares sean pintados de rosa fucsia, ahí están ellos firmando cual posesos.

7-Gente que cuelga sentencias lapidarias aleccionando a los demás de cosas que ellos no son capaces de entender.
Esta me encanta, tú llevas 5 años tratando de hacerle entender algo que te molesta mucho a ese amigo tuyo y nada, que no entra en razón, pero un buen día, te encuentras esa frase que le has repetido cien veces en su FB, a modo de arma arrojadiza contra otros.
Te entra complejo de gilipollas profundo.

8-Gente que no para de compartir fotos ñoñas con imágenes aún más ñoñas.
Es que no puedo, y además, si son con 10 faltas ortográficas, mejor que mejor.
Me entran ganas de vaciarme los ojos con una cucharilla.

9-Gente que no deja de mandar invitaciones a aplicaciones absurdas que no sirven para nada.
Como saber que tía tetuda y macizorra fuiste en tú última vida, a qué animal te pareces, o que bebida podrías ser.
¿En serio?

10-Gente que cree que con ponerte Me Gustas a cascoporro ya ha cumplido con la papeleta.
Sí, esos que te tienen en FB y aparte de ponerte Me Gusta en todas partes, no te llaman nunca, no te escriben nunca, no tienen tiempo de verte nunca, pero ellos sienten que se portan estupendamente contigo.

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