Felices preñámenes y próspero Gremlin nuevo!

lunes, 31 de diciembre de 2012

Este año y por primera vez en mucho tiempo, no tengo las más mínima necesidad de hacer balance del año que acaba, seguramente por qué tengo a medias un proyecto demasiado importante cómo para dar por cerrado nada.
Por decirlo de algún modo, mi año se va a alargar un poco y todo queda en suspenso hasta que llegue nuestra Gremlin.

Este año no hay balance, pero me gustaría dejaros uno de los momentos más divertidos que hemos compartido estas fiestas con mi madre, que está inusualmente tratable y tranquila y nos ha obsequiado con un montón de perlas hilarante durante estos días navideños que hemos compartido.
Yo sólo os digo que llevo días con agujetas en el abdómen de tanto reír, por qué entre la madre que está sembrá y el maromo que está más despistado de lo normal, vivo en un festival del humor continuo.

Tengo que empezar diciendo que mi madre es un ser singular, es una persona que hace reflexiones surrealistas a más no poder, pero las hace en serio, es decir, que ella se pierde en elucubraciones muy extrañas pero creyendo que son muy normales y sobretodo, importantes, por eso y pasados tantos años,  nunca nos deja indiferentes con sus gritis jits mentales, que expone cómo si se tratase de la solución al hambre en el mundo. 
Así que estaba ella el otro día en mi casa, sentada tan tranquila en el sofá y me dice muy seria que tiene un problema con su tele, una tele led bastante nueva.
Madre- Ay, no sé qué le pasa a mi tele, que no la veo bien.
Ender- ¿Se pixela, no se ven los colores, falla la conexión?
Madre- No, no es eso, es que no se ve bien- el mundo se acabará el día que mi madre vaya al grano.
Ender- Pero puedes ser más concreta, ¿qué le pasa exactamente entonces?
Madre- Es que es una cosa muy rara que no me había pasado nunca.
Ender- Bueno, vale, pero dame más datos, una pista al menos, ¿no?
Madre- Es que no sé si igual a ti también te pasa en tu tele.
Ender- ¡Pues dime qué te pasa y salimos de dudas mujer!- empezando a ponerme ya nerviosa ante tanto misterio.
Madre- Es que desde hace un tiempo, noto que mi tele hace a las mujeres que salen en ella muy dentudas.
Ender- (Estupefacta, la miro sin saber si he entendido bien lo que me ha dicho) ¿¿¿¡¡¡Cómo???!!!
Madre- Sí, que las mujeres que salen, tienen los dientes muy grandes, así, grandes (gesto con las manos frente a los dientes fuera de la boca de mi madre imitando a alguien con muchos dientes en la boca), paletudas, unos dientacos de infarto vamos, grandes y feos feos, no sé, una cosa muy rara.
En este punto, yo ya estaba en modo croqueta, rodando por el sofá presa de un ataque de risa monumental, llorando de la risa e imaginando el desconcierto de mi madre ante la invasión de las paletudas en su tele.
Ender- (Minutos largos después, cuando al fin pude hablar) Pero vamos a ver, ¿sólo le pasa a las mujeres, a los hombres no?
Madre- (Super seria pero empezando a mosquearse conmigo) Claro, si te lo estoy diciendo, sólo ellas, y además, sólo las que salen en la tele, las que salen en las películas no, esas salen bien y es que es muy desagradable verlas así, con tantos dientes y taaaan grandes y feeeeos.
Otro ataque de risa ante la mirada reprobadora de mi madre, que ya estaba francamente mosca conmigo.
Ender- (Cómo pude y aún llorando de la risa) Y oye, ¿no has mirado en el menú de ajustes en la tele?
Madre- ¿Y qué es lo que tengo que mirar?
Ender- Pues no sé, busca a ver si hay un ajuste que se llame dientes y desde ahí, los vas empequeñeciendo, ¿no?
No, no me pegó, se empezó a reír cómo una loca ella también.

Dientes grandes, dientes grandes, Madre, tú si que eres grande.

19 de diciembre

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Hoy se cumple un año justo desde que empezamos nuestro viaje oficial a la infertilidad.
Tras tres abortos, los médicos decidieron que ya era hora de tratarme y ver qué era lo que iba tan mal que truncaba nuestros planes de ser padres a las pocas semanas de la concepción.

Por estas fechas más o menos, se cumplen tres años desde mi primer embarazo, un embarazo que duró casi 12 semanas, días de felicidad e ilusión que nunca volvieron.
Ni por un momento se me pasó por la cabeza por esas fechas, que algo pudiese ir mal, todo era perfecto, según nuestros planes.
Yo me moría de sueño a todas horas, tenía náuseas todas las tardes a las 8 y me molestaban todos los olores del mundo.
Las dudas que me asaltaron unas semanas antes, justo cuándo ya pensaba que era posible estar embarazada, quedaron silenciadas predictor en mano; eso era lo que deseaba, ahora lo sabía.

En este camino angustioso, doloroso y sobretodo solitario, se han quedado muchas cosas, ha tenido un coste tremendo sobre nosotros y sobre nuestro entorno, nos ha puesto a prueba hasta dónde no creímos llegar nunca.
En este proceso me he sentido triste, juzgada, acusada, dada de lado, enfadada, frustrada, pero si pudiese elegir una imagen que lo definiese todo, diría que me he sentido descoyuntada, cómo si hubiesen estirado de mi hasta sacarme todos y cada uno de los huesos de mi sitio y me hubiesen dejado tirada en ese estado.

En este trámite se aprende mucho, qué duda cabe, a ostias, pero se aprende, sobretodo, a ser fuerte y a usar la rabia cómo combustible para seguir adelante.
A ser paciente, a insistir, a distanciarte, a tomarte un respiro.
Ni una sola vez se me pasó por la cabeza abandonar, cuántas más heridas, más fuerte era mi embestida hacia adelante, sí, cómo un animal rabioso, lo sé, por qué a ovarios no me gana nadie y eso te lo dices mientras sabes que si alguien te puede ganar a algo, es precisamente la medicina, que si algo puede poner tu vida del revés en un minuto, es un resultado médico inoportuno.

Mañana, quedarán 9 semanas para el presumible día del parto y a pesar de esos tres abortos, de los seis meses que he pasado haciéndome pruebas y más pruebas, de las pruebas y más pruebas que me han hecho durante el embarazo, a pesar de haber estado en riesgo virtual desde el primer día de concepción, a pesar del calvario de las agujas en todas sus variables posibles, sé que no nos han tocado las peores cartas posibles en este trámite.
Sé que hemos tenido más suerte que desgracia, a pesar de que me siguen diciendo que aún puede pasar cualquier cosa, y puede.

Hoy sólo quiero decir, que a pesar de toda la mierda que nos ha caído encima, gracias, por tener la oportunidad de luchar a brazo partido contra un destino incierto, gracias por la oportunidad de ganar y por la de perder también.
Gracias, por la oportunidad de poder demostrar de que pasta estamos hechos.

¡Ohhhhhhhh, qué pena!

viernes, 7 de diciembre de 2012

El otro día Papá Calamar, fué a hablar con uno de nuestros vecinos por un tema de fugas de agua y esas cosas que le tocan hacer por qué es el casi presi de la comunidad.
El vecino no estaba, pero sí su mujer, son un matrimonio mayor y hasta ese día nos parecían la mar de simpáticos y agradables, ella insistió en enseñarle el piso a Papá Calamar  y hablarle de cosillas varias.

Al cabo de un rato, le dijo que ya se había dado cuenta de que estoy embarazada y que felicidades (varios vecinos le han dicho ya a Papá Calamar que ME feliciten a MI, pero ellos si me ven no me dicen ni mu).
Luego le preguntó qué que era el Gremlin.
Papá Calamar, lleno de orgullo le dijo,
-¡Es unA Gremlin!
La vecina puso cara de pena, lo miró y le dijo,
-Vaya, que mala suerte...bueno, el próximo ya será un niño.

No tengo palabras.

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