Justicia

miércoles, 29 de abril de 2009

En algún sitio pierde la existencia un hombre,
cubierto de polvo de carbón en las asfixiantes profundidades de una mina; en otro lugar, más lejos, otro descansa, bien calentito, vestido de alpaca, hundido en un sillón con un buen libro, sin plantearse nunca de dónde y cómo le llegan ese sillón, ese libro, esa alpaca, ese calor.

El nacionalsocialismo había querido hacer lo necesario para que, en el futuro, todo alemán pudiera tener su parte modesta de las cosas gratas de la vida; ahora bien, había resultado que eso era imposible dentro de los límites del Reich; y , ahora, aquellas cosas se las cogíamos a los demás.
¿Era justo?
Lo era mientras tuviésemos fuerza y poder
para hacerlo, pues, en lo tocante a la justicia, no existe una instancia absoluta y todos y cada uno de los pueblos definen su verdad y su justicia.
Pero si alguna vez se debilitara nuestra fuerza y flaquease nuestro poder, entonces habría que padecer la justicia de los demás, por muy terrible que fuera. Y eso también sería justo.
Fragmento de Las Benévolas, Jonathan
Littell


Esta es una de las muchas definiciones de justicia que existe en el mundo.
Sin embargo, a pesar de lo extendida que está, nunca deja de generarme un escalofrío leerla, escucharla, verla y no puedo evitar sentir que una pequeñísima parte de mi está de acuerdo con ello; aunque afortunadamente, el resto, está completamente en contra.
Pero, ¿es esto justicia?

Segundas oportunidades

martes, 28 de abril de 2009

Las oportunidades, a menudo se desaprovechan.
Otras, son engullidas por el orgullo, la estupidez, el miedo o la indiferencia.

Las buscamos, las perseguimos, las fabricamos.
Las desperdiciamos, las vendemos, las quemamos.
Las codiciamos con toda el alma y la mayoría de veces, nisiquiera somos capaces de verlas llegar, de alcanzarlas, de cobijarlas.
Cuando al fin las reconocemos ya están alejándose dejándonos en la boca el amargo sabor a cristales rotos.

Por eso, nuestra segunda oportunidad está en esta diminuta presencia, carne de mi carne y sangre de mi sangre.

Y si somos capaces de dejarla pasar ahora que la hemos reconocido, entonces, seremos exactamente igual que aquellos a los que tanto hemos culpado.

Miércoles por la mañana

lunes, 27 de abril de 2009

El miércoles de la semana pasada, N se levantó temprano para ir a trabajar, cómo todos los días.
Dejó a M, su marido, durmiendo placidamente y a J, su hijo, también.
No entró en la habitación del pequeño para no despertarlo y por eso, hasta que M, se levantó no descubrió que el pequeño J tenía la cara hinchada.
Se había golpeado durante la noche, sin embargo, a pesar de que el golpe debió ser fuerte, por el hinchazón que le deformaba la cara, J no había llorado y ninguno de sus dos padres se percató del incidente.

M, muy asustado, se fue de urgencias; cuando vieron el hinchazón de la cara del niño, lo hicieron pasar enseguida, lo sentaron y empezaron a llegar médicos.
Unos se dedicaron a examinar la cara del niño.
Otros, el cuerpo.
Finalmente, vino alguna especie de responsable que quiso hablar con el padre, se llevaron al niño y le hicieron algunas radiografías, no sólo de la cara.
A M, le hicieron muchas preguntas, no era la primera vez que llevaban a su hijo de urgéncias, tiene una salud delicada y han pasado muchas noches en salas de espera por una nefermedad detectada del pequeño.
Sin embargo, esta vez, se interesan mucho por el padre.
No paran de preguntarle cosas, M, al principio no entiende muy bien por qué se lo preguntan, ni por qué han desnudado al pequeño, ni qué es lo que buscan.
J nunca había estado antes en el hospital por un golpe.

Al final, después de muchas preguntas, de tomar muchas notas y de muchas pruebas, M y J salen del hospital.
El pequeño está bien, sólo un fuerte golpe en la cara.

Cuando N llega a casa y ve la cara de su hijo, rompe a llorar asustada.
M le explica lo que ha pasado, que han ido al hospital y que el pequeño está bien.
También lo explica lo demás.
N se queda pensativa y aún con lágrimas en los ojos por el susto, siente cómo la rabia crece en su interior y se pregunta:
-¿Es este el protocolo habitual en todos los casos o sólo cuando el padre del niño herido, es marroquí?

Ella lo tiene claro; si hubiese sido ella, española, la que hubiese llevado al niño, nada de esto hubiese pasado.

All is full of love

viernes, 24 de abril de 2009

Capitán empanada

jueves, 23 de abril de 2009

Mi medio pomelo, lleva muchos años insistiendo en que él es, en realidad, un superhéroe.
Yo, que soy una chica práctica, evidentemente, no me lo creo y le doy la razón cómo a los locos.

Sin embargo, el martes por la mañana, mi medio pomelo se levantó de la cama, se vistió, y se preparó la mochila para ir a trabajar y cuando ya lo tuvo todo y justo antes de salir por la puerta, miró el reloj para ver si le daba tiempo a fumarse un cigarrito.
Descubrió que era la 1.30 de la madrugada.
Convencido de que el despertador había sonado, volvió a la habitación y revisó el despertador; no, no había sonado.
Se desvistió y se volvió a dormir.

Cuando realmente sonó el despertador, se levantó y se abrió el paquete de jamón serrano que había comprado el día anterior, se hizo el bocadillo y finalmente se marchó.

Cuando yo me levanté, miré qué había empezado en la nevera para hacerme el bocadillo y comprobé que el jamón que había comprado mi medio pomelo estaba empezado, cogí una loncha y pensé que para ser jamón tenía un tacto demasiado carnoso y un color raro.
Cómo estaba empezado y la parte de cartón dónde pone el nombre del producto no estaba, busqué en la basura y allí encontré un cartoncito dónde ponía claramente: Bacon.
Devolví el bacon a la nevera y pensé que lo peor no era que mi medio pomelo se hubiese levantado y vestido a la 1.30 de la mañana, ni que hubiese comprado algo que él pensaba que era jamón, sino que dentro de un rato, abriría su bocadillo, le daría un mordisco, se quedaría unos segundos pensativo y diría:
-¡Que jamón tan raro!
y seguiría comiendo como si tal cosa.

Y de repente, lo tuve claro.
Todos esos años me había estado diciendo la verdad, ahora lo sé.


Mi medio pomelo es un superhéroe; se llama Capitán Empanada.

El médico preferido de la mujeres

miércoles, 22 de abril de 2009

El médico preferido de las mujeres, es el ginecólogo.
Es difícil encontrar una mujer a la que no le ponga nerviosa visitar al ginecólogo.
Ninguna quiere ir al ginecólogo, mucho menos, ser examinada, es un momento desagradable, violento, incómodo, da lo mismo el tiempo que haga que vayas, lo maja o majo que sea tu médico, lo importante que sea la revisión; no es un momento agradable.

Por eso, el sueño de toda mujer sería ir al ginecólogo y salir impoluta del mismo, o sea, que no le pusiese un dedo encima, literalmente.

Sin embargo, existe el caso, en que vas al ginecólogo, pongamos que después de 2 años, más o menos, esperando que la ginecóloga te pegue un broncazo tremendo, que es justo lo que hizo la última vez, por que fuiste al cabo de dos años en vez de sólo uno, te metió el miedo en el cuerpo y a poco más te llama irresponsable e inconsciente.

Así que, entras angustiada, por qué es el ginecólogo y por qué se te va a caer el pelo y lo que te encuentras es algo muy distinto.

Primero de todo, no sé por qué, la ginecóloga te pide todos los datos que ya te pidió la primera vez que fuiste, para informatizar el historial.

¿Qué hacen con la información de los expedientes en papel?, ¿lo queman? por qué está claro, que transcribirlo, va a ser que no.

Segundo, te pregunta cuando fue la última vez que fuiste.
-A finales del 2006- dices lo más bajito que puedes, agarrando el bolso con nerviosismo y sentada en la punta de la silla, rígida y sudorosa.
Pero no, la ginecóloga no te pega el broncazo, apenas si parpadea cuando se lo dices, asiente y sigue tecleando,
-¿La citología dio negativa?
-Sí
Sigue escribiendo y asintiendo, finalmente termina, se sienta y de cara a mi me dice:
-Bueno, habrás escuchado que ahora las visitas ginecológicas en vez de una vez al año, se deben hacer una vez cada tres.
-(¿¿¿¿¿Cada tres????? !!!!!!!pero si me dijeron que cada dos y ya me pareció una barbaridad!!!!!!!!)
-Esto NO es debido a que no haya dinero cómo dicen por ahí (Ein????) sino por que la SS (Seguridad Social, aunque las siglas podrían dar para muchos juegos de palabras dadas ciertas similitudes y no sólo en las siglas) hemos de llegar al mayor número de gente con los recursos de los que disponemos.
Resulta que hace unos años, se descubrió que lo que genera el cáncer del cuello de útero, es el virus del papiloma, eh (a cada eh, dicho con un marcado acento catalán aunque hable en castellano, hay que añadir un movimiento en el que se alzan las manos, con las palmas hacia arriba en postura expositora de ideas), habrás oído hablar mucho del papiloma últimamente, eh.
-Pues sí, he oído hablar del papiloma, pero no sé muy bien qué es (de hecho ni muy bien, ni muy mal, no tengo ni repajolera idea de qué es, aunque sé que se ha liado muy gorda con la vacuna de la misma).
-Sí, exacto, ha habido mucho revuelo con las vacunas, pero hemos de ser cautos, eh, no se ha demostrado aún que sea cierto que la vacuna realmente haya tenido nada que ver con esa reacción, pero claro, las noticias, la alarma social, eh,(me contengo para no levantarme y mirar tras la doctora para comprobar que:
1.No hay uno de los marionetistas del guiñol dándole vida, con ese ehhhhh y ese movimiento de manos, tan de guiñol.
2.No hay un político detrás de ella, soltando todos esos argumentos preelectorales.)
-Pues cómo te decía, el cáncer lo causa el papiloma, entonces, se ha descubierto que este virus puede estar latente toda la vida y no manifestarse nunca, eh, (madre de Dios, otra paranoia más a tener en cuenta) pero si se manifiesta, eh, hemos descubierto (lo de descubierto lo decía cómo si talmente hubiese estado en el equipo investigador que lo descubrió) que aunque se active tarda de 10 a 15 años en mostrar los primeros síntomas, así que si las tres últimas citologías han dado negativas, contamos con un margen de tiempo amplio y no es necesario hacer la citología todos los años, eh

-(ahhh, bueno, pero si es por eso, por qué no piden las citologías cada 10 años, total, si una mujer va al ginecólogo a los 17 años por primera vez, le haces la citología, durante tres años seguidos, pongamos que a los 19 da negativo, total, le haces otra citología a los 29, da negativo, otra a los 39 y seguramente será la última por qué al ritmo que vamos la menopausia a los 50 o antes ya es un hecho, así que haciéndolo así te puedes ahorrar un huevo de citologías.)
-Ahhhhhhhh
-No has de sentirte mal por no haber venido antes, no pasa nada, eh

-(la madre que la parió, la última vez me pegó una bronca que hacía al menos una década que no me daba nadie, sólo le faltó decirme, si tienes cáncer será por tu culpa!!!!)
-Ahora, las citologías, las hacen las enfermeras, ya no las hacemos los médicos
(Ein????????????) pero no has de preocuparte (¿¿¿¿se me ha notado????) por qué las enfermeras están plenamente cualificadas y lo hacen tan bien cómo los médicos, eh (cobrando menos, quieres decir).
-Así que pides visita para una citología para finales de este año (la enfermera me lo apunta en un papel y me lo da)
-Entonces, tú lo que debes hacer cada mes, es autoexplorarte, eh, cuando finalice la regla, te tocas los pechos y compruebas que no haya bultos extraños, eh, y si tienes bultos, has de comprobar que siempre estén los mismos (Ein????) pero si notas algo extraño, tranquila (movimiento de manos sin eh) tranquila (otro movimiento de manos), pides visita y nosotros te exploramos sin ningún problema.
-(Uf, menos mal que mi ginecóloga aún puede visitarme en algunos casos, pensé que lo tendría que hacer la recepcionista, que seguro que es una profesional cómo la copa un pino, pero yo prefiero que lo haga la doctora, mira, cosas mías.
O sea, que me explore yo misma, pero si noto un bulto del tamaño de un melón, vaya que ellos me lo mirán, sin compromiso alguno, oiga!)
-Por supuesto, que si tú quieres puedes visitarte por tu cuenta una vez al año, cómo hasta ahora.
-(Gracias, no sabía si iba a estar usted de acuerdo en que me gaste mi dinero en la sanidad privada, que cada vez parece que sea más necesario hacerlo)
Pues nada, que llegado este punto, nos despedimos y cada mochuelo a su olivo, que se suele decir; ella a seguir adoctrinando y yo a procesar la experiencia sobrenatural que acababa de vivir.

Mientras salía, me vino a la mente un gag que vi en fin de año, que trataba de un enfermo de la SS que llega al quirófano y se tiene que autooperar siguiendo las indicaciones de una voz que le va guiando los pasos.
Tuve la impresión, de que a poco más, nada más entrar aparte de la charla preelectoral, me dice lo de la autoexploración y me enchufa el kit de hagaseustemismaunacitlogiaessuperfácilyconsuesfuerzoatenderemosamilesdeusuariasmás y me manda para mi casa.

Era la primera vez que salía del ginecólogo sin haberme tenido que desvestir, cómo decía, el sueño de cualquier mujer, y sin embargo, me fui con la sensación, de que una vez más, la administración pública, nos estaba tomando el pelo.



Una de terror

viernes, 17 de abril de 2009


Hace algún tiempo, fuimos a casa de unos amigos, a los que debido a la distancia, vemos una vez al año.
Compartimos la afición por el cine de terror y fantástico y siempre nos enredamos en conversaciones eternas sobre cine.

Ese año, estábamos en el estudio de nuestro amigo, yo me entretenía en mirar libros hasta que mi amigo nos dijo a mi medio pomelo y a mi:
-¿Conocéis este libro?-preguntó mostrando El almuerzo desnudo, de William Burroughs.
Nosotros, que no conocíamos el libro, le dijimos que no.
-Es el libro de una película de David Cronenberg- nos informó-habéis visto la película?-nos preguntó.
No, ni siquiera la conocíamos.
-Pues no, no la conocemos, nos la apuntamos para verla-le dijo mi medio pomelo muy interesado. Y ahí terminó nuestra conversación.
Si todo hubiese terminado aquí, hubiese sido una de esas conversaciones que se borran de la memoria al cabo de poco tiempo.

Sin embargo, tanto nuestro amigo cómo mi medio pomelo, tienen una legendaria fama de empanados, fama que traspasa fronteras y épocas, y que sin duda, esta vez llevaron todo lo lejos que se puede llevar.

Al año siguiente, estábamos de nuevo en casa de mis amigos, en el estudio, mi amigo se dirige todo decidido a la estantería de los libros y saca el mismo libro de año pasado, y dice:
-¿Conocéis este libro?
Yo, levanto la vista y voy a contestarle que sí, que es el libro de la peli de Cronenberg, pero mi medio despistado pomelo le dice:
-Uy, pues no, ¿de qué va?
Yo me quedé esperando a ver que pasaba, entonces mi amigo le dice,
-Es el libro de una película de David Cronenberg. ¿Habéis visto la película?
La respuesta seguía siendo que no.
La compañera de nuestro amigo y yo esperamos a que acabaran y les comentamos, que el año pasado habían tenido la misma conversación, casi palabra por palabra.
Ambos nos miraron sorprendidos, cómo se mira a un marciano recién aterrizado y juraron no recordar nada.

Pasó un año más, y nos volvimos a reencontrar, estábamos de nuevo en el estudio y mi amigo, volvió a sacar el libro de marras y nos preguntó:
-¿Conocéis este libro?
Mi amiga y yo, nos miramos, pensando, que el suyo estaba más empanado que el mío, pero a los pocos segundos, el mío dijo:
-Uy, pues no, ¿de qué va?
Y la conversación se volvió a reproducir palabra por palabra, cómo el año pasado y el anterior, ante el estupor de mi amiga y el mío propio.

Por qué vale que te despistes un poco, pero que seas capaz de reproducir la misma conversación durante tres años consecutivos, es llegar a un grado de empanamiento considerable.
Evidentemente, cuando mi amiga y yo rompimos a reír, el dúo empanado, no sabía qué era lo que nos pasaba y a más cara de asombro de ellos, más risas por nuestra parte.
No, no recordaban haber tenido esa conversación el año pasado ni el anterior, ¿de verdad ya la habían tenido?
Llegado este punto, decidí que no estaba dispuesta a repetir esa vivencia, así que a la vuelta a casa, le dije a mi medio pomelo,
-Hemos de conseguir la peli del Cronenberg de una vez y verla- y él me preguntó.
-¿Cuál, la de El desayuno descalzo?

Mi amiga y yo, tenemos decidido, que cómo Cronenberg venga a alguna de nuestras ciudades, iremos a verlo, le contaremos la historia y le pediremos que dirija una película sobre ello; por supuesto, será de terror.

A cucharadas

miércoles, 15 de abril de 2009

De las muchas cosas extravagantes, alucinantes, poco apropiadas o inverosímiles, que me han contado en un trabajo, hay una que recuerdo especialmente.

Hace ya bastantes años, compartía mesa con una chica de unos 22 o 23 años, delgada, nerviosa, de aspecto maquinorro, que fumaba cómo una carretera y hablaba poco.

Llevaba unos días trabajando con nosotros, que éramos un grupo dispar pero bien avenido, y supongo que llevada por el buen rollo del ambiente, y hablando de no sé qué cosa, nos contó que ella llevaba muy mal esto de que los tíos le dijeran cosas por la calle.

Otras compañeras y yo misma, secundamos su malestar ante el macho ibérico que va por la vida diciéndole cosas a toda entidad femenina con la que se cruza, y encima ante el gruñido o ex abrupto que se le da por respuesta, se molesta y si se tercia la insulta.

Sin embargo, ella, iba más allá, según nos confesó, o al menos, una vez, había ido más allá.

Andaba una noche por la calle, a toda prisa, cuando se dio cuenta de que alguien estaba detrás de ella.
Se giró para comprobar quién era, vio que era un hombre marroquí de cierta edad, o sea, que no era un veinteañero ni un abuelo, más no supo concretar, y siguió andando, no mucho más tranquila.
El hombre, aceleró el paso, y al pasar junto a ella le dijo:
-Te voy a comer el coño a cucharadas!!!!- adornando la colosal frase con una expresión lasciva para acabar de dar credibilidad a la promesa.
En ese momento, venía por el otro extremo de la calle, el novio de la susodicha, puesto que habían quedado justo delante del párking dónde aparcaban la moto, más o menos, dónde estaba el hombre en aquel momento.

La muchacha, con mucho orgullo y cierto brillo salvaje en la mirada, nos contaba que en ese momento, se hartó de aguantar cerdos cómo esos, que venían a nuestro país y cuando veían a una mujer sola, la agredían verbalmente, cómo acababa de hacer aquel sujeto y entre el valor que le dio la rabia que se iba apoderando de ella y ver al novio venir de cara, decidió darle un escarmiento que nunca olvidaría.

Salió corriendo tras el hombre, lo alcanzó delante de la cuesta del parking y soltando un grito le dio un golpe con el casco que llevaba colgado del brazo ,en los hombros.

El hombre, cogido por sorpresa se tambaleó y se enfrentó a ella, que estaba gritándole una serie de insultos que no voy a reproducir; el novio, sin entender que era lo que pasaba se acercó corriendo justo para presenciar cómo ella le pegaba el segundo golpe de casco, esta vez en la cabeza, y a gritos mezclados con los insultos, le explicó lo que él le había dicho.
Y claro, cómo no, él, arremetió también contra el hombre, dándole golpes a su vez, con su propio casco hasta derribarlo; entonces siguieron con las patadas mientras coreaban poseidos:

-Así aprenderás, así aprenderás...

Todos nos habíamos quedado mudos, esperando el desenlace de la cruel hazaña, helados por el entusiasmo con el que nos narraba la historia, cada vez más exitada y segura de si misma, cuando interrumpió justo ahí el relato.
Encendió un cigarro y le dio una calada con soltura.
-Y que pasó?-preguntó alguien.
-Pues nada- nos dijo ella- cuando nos cansamos de pegarle, nos marchamos.
Lo dejamos ahí, cogimos la moto y nos largamos.
-¿Y no llamásteis a una ambulancia?
-No, claro que no.
Sólo fueron unos golpes, un poco de sangre. Seguro que ese, ya no le dice nada más a una mujer.
Y sigió fumando tranquilamente.


El silencio se había apoderado de la habitación, nadie preguntó nada más, cosas cómo por ejemplo, cómo sabía ella que las heridas no eran graves, o por qué una vez en el suelo, habían seguido golpeándole, o qué creían que iban a conseguir con eso.
O cientos de preguntas más.
Sólo silencio.
Pero lo más aterrador, una vez pasado el momento, cuando ella se fue apagando y desdibujándose pasados sus 15 minutos de gloria, fue escuchar algunos murmullos a sus espaldas que decían:

-joder que fuerte...pero es verdad que se lo merecía!

Desarraigo

martes, 14 de abril de 2009

Sin bandera, sin Dios, sin familia.

Sin ninguna de estas tres cosas, una persona, está, necesariamente desarraigada, un concepto de connotaciones terribles y apocalípticas.

Una persona puede vivir sin alguna de estas cosas, pero sin las tres, será, seguro, un desgraciado en la vida.

Por qué estamos educados, desde muy pequeños a obedecer estos tres preceptos como dogmas sagrados de nuestra moderna civilización, asumiendo así, que hemos de tener tres dueños de nuestro destino;
el país dónde nacimos, la religión en la que nos educaron y la familia que nos ha visto crecer y que de una manera u otra ha influido en nuestras decisiones.

Y si dices que no, que no quieres que ninguna de las tres cosas gobierne tu vida, entonces probablemente no te quede nada que te conecte con el resto, entonces probablemente tratarán de convencerte de que necesitas, al menos una de las tres cosas.
Si insistes en que no, será por qué eres material defectuoso, por qué algo pasó, por rencor, por venganza, por miedo.

Sin embargo, al final, un día te levantas y te das cuenta de que todo es una cuestión de terminología, por qué nadie puede vivir sin esos tres pilares, que no son cadenas sino lazos.

Puede que tu bandera no sea la de tu país, pero si buscas descubrirás que tal vez es tu ciudad, o tu barrio, esa gente a la que aprecias por el simple denominador común de su procedencia.
¿Acaso no defenderías a esa gente si fuese necesario?

Puede que no tengas Dios, ni religión, pero seguro que durante todos estos años, te has ido formando una serie de ideas sobre las cosas y has desarrollado un código de conducta propio.
Son tus propios mandamientos que tratas de no romper.
¿Y eso no es una doctrina?

Puede que no tengas familia, pero seguro que no estás solo, has ido creando a tu alrededor un pequeño núcleo de gente que te conoce y te quiere, te apoya y que trata de decirte cuando estás equivocado, que lo estás.
¿Si están cuando eres feliz y cuando eres desdichado, no son tu familia?

Por qué al final, todo es una cuestión de etiquetas, de matices, de prismas.

Por qué mientras tu mente sea libre y haya gente en el mundo, ni serás un desarraigado, ni estarás solo.

Nunca.

Traudl Junge

miércoles, 8 de abril de 2009

Traudl Junge es una de esas personas que cuestan de olvidar.
Tal vez su nombre no os diga nada, pero si os hablo de El Hundimiento, a lo mejor os suena un poco más.
O mejor, si os hablo de La secretaria de Hitler, igual ya la habéis ubicado.

Hace bastante que vi el documental que hicieron sobre ella, una vez más, movida por el ansia de comprender lo incomprendible.
No sé que esperaba, pero sé lo que no esperaba.
No esperaba encontrar ni tanto odio ni tanta delicadeza.

A lo largo de todo el documental Traudl Junge, de 81 años en el momento en que se rodó este documental, transmite a la cámara un conflicto interno tan intenso, doloroso y poderoso que es difícil no tratar de ser clemente con ella.

A los 22 años entró al servicio de Hitler, con otras muchachas jóvenes, convirtiéndose en su secretaria personal.
Traudl, apolítica, ignorante de lo que realmente estaba pasando en su país se concentró en servir lo mejor posible a su líder y máximo dirigente.

Durante todo el documental, va desgranando los aspectos más íntimos de su relación profesional y humana con Hitler, un hombre bueno, sensible y educado que la trata siempre con cortesía y dulzura, a la vez que con cierto distanciamiento.
Traudl, que metida en ese búnker sólo llega a conocer al Hitler persona y no al personaje, no niega el afecto paternal que él le inspiraba.
Traudl, aislada del mundo exterior no puede más que formarse una opinión de Hitler, a través de sus experiencias e impresiones.
Nada sabe o nada quiere saber, del mundo que hay afuera, dónde su líder es un loco desquiciado que perpreta matanzas allá dónde va, nada sabe de las dificultades del ejército alemán, espoleado en sus últimos momentos por un dirigente que ha perdido por completo la noción de la realidad y destituye a oficiales compulsivamente.
Nada sabe, del monstruo al que sirve.

Pero después, al salir de esa burbuja, no tuvo más remedio que afrontar la realidad y la realida es la que es, una realidad que debió ser particularmente dura para las personas que seguían creyendo que actuaban bien, que estaban en el bando de los buenos.
Una relalidad que destruyó a Traudl y la convirtió en la más cruel juez de sus propios actos, que la convirtió en la persona, que tras tantos años, no se había perdonado a si misma, una persona que muestra más rechazo hacia su propia ingenuidad e ignoracia que hacia los actos de la persona a la que sirvió fielmente.

Y es precisamente en ese punto en el que me asalta una difícil duda;
¿Cuando apoyo la injusticia, la barbarie, el genocidio, soy igual de culpable que las personas que lo ejecutan?
¿Realmente tienen la misma responsabilidad un simpatizante que un ejecutor?
Y si es así, ¿sirve de algo el arrepentimiento?

Hay un fragmento particularmente doloroso en el documental, cuando Traudl, trata de convencerse de que ella era demasiado joven e ignorante para haber tenido conciencia de lo sucedido y que por tanto, no es responsable de nada.
Sin embargo, mientras trata de creerlo con todas sus fuerzas, se cruza con un monumento a Sophie Scholl, ejecutada a los 22 años por el régimen nazi debido a su oposición al nazismo.

Traudl murió el mismo día en que se estrenó su documental, corroida por un cáncer que la carcomió igual que lo hizo la culpa.

Cuatro paredes

martes, 7 de abril de 2009

Ayer fue uno de los peores días, desde que empezó nuestra aventura inmobiliaria, consistente en vender nuestro piso para comprar uno nuevo.

Llegué a casa y al entrar en la habitación, estaba todo desmontado, el armario por partes contra la pared, la ropa sobre la cama, cajas por todas partes, bolsas...
Y no se puede decir que no haya tenido tiempo para hacerme a la idea de que nos vamos, esto empezó el 26 de enero.
Pero una cosa es saber que nos vamos y otra ver que nos vamos.
Debe ser por eso de que soy una persona lenta y los sucesos se abren paso muy lentamente a través de mi mente y de repente estallan y se hacen realidad; y esta realidad duele.

El miedo, la ansiedad, los nervios se mezclan en un cóctel complicado de digerir, dónde las preguntas me asaltan en mitad de la noche;
¿de verdad tenemos que irnos de este piso, precioso y dónde hemos sido tan felices?
¿el nuevo piso estará a la altura de las expectativas?
¿conseguiremos el nuevo piso?
¿nos hemos precipitado?
¿es el piso adecuado?
¿realmente queremos ese piso?

La semana pasada todo eso eran preguntas retóricas, pero ayer, con el esqueleto del armario desmontado sentí que con él se desmontaba también una parte de mi alma, de mis recuerdos, de mis vivencias, que algo de mi se iba a quedar irremediablemente atrapado en estas paredes, en este piso que a partir del jueves dejará de ser nuestro.
Otra persona lo habitará y esa idea se me hace extraña; imaginar a esa persona decorando nuestra casa, viviendo en ella, haciendo desaparecer todo lo que un día lo caracterizó cómo nuestro.

Y más que miedo, sé que lo que tengo es añoranza de la vida que fue.

Al fin viernes!

viernes, 3 de abril de 2009













Absurdos

miércoles, 1 de abril de 2009

De todas las cosas idiotas que a uno le pueden pasar cuando se relaciona con cualquier organismo o entidad que nos deba facilitar algún tipo de documentación, es ese bucle en el que necesitas un documento para hacer una gestión y ese documento no se te facilita hasta que presentes el papel, que justamente estás pidiendo.

Este es un clásico entre los clásicos, es esa situación idiota que te saca de tus casillas, que todo el mundo comprende pero que cuando reclamas una solución todos se encogen de hombros cómo si la idiotez no puediese ser modificada no vaya a ser que se derrumbe el orden establecido.


Nos acabamos de ver en esta situación, a raíz del trámite de la venta de nuestro piso, una operación que parece interminable y que está llena de sorpresas y sustos varios.
El más importante, nos lo ha dado la escritura, o mejor dicho, la no escritura, la que resulta que no tenemos.

Todo empezó hace casi 10 años, nosotros compramos a una inmobiliaria el piso que ahora tratamos de vender, puesto que la inmobiliaria era propietaria de este piso y gozaban de una buena hipoteca, decidimos subrrogarla, o sea, la inmobiliaria nos vendía el piso y nos quedábamos con la hipoteca que ya había sobre él.
Hasta aquí, una operación de lo más normal.
El día de la firma, se nos proporcionó una escritura, firmamos un montón de papeles y cada mochuelo a su olivo.

Casi 10 años después, al llevar la escritura a la inmobiliaria, descubrimos, que durante todo este tiempo, lo que teníamos era una copia de la escritura, más conocida cómo copia simple y que necesitábamos el original de la escritura.
¿El original de la escrituta? ¿es que este no es el original?
Pues no, resulta que cuando te compras un piso y te dan una escritura, tú que eres profano y no tienes ni idea de nada, piensas que con ese documento ya tienes bastante, pero no es así.
Nosotros lo que tenemos es la escritura junto con la compra/venta que es una variedad de escritura que junta ambas transacciones, pero del original ni rastro.

Ahora bien, ¿necesito el original de mi escritura para vender el piso?

Pues resulta que me dicen que sí, el día de la venta, el notario querrá tener el original para repasarla y dar el visto bueno, o sea, que si me presento con la copia, mi piso no lo vendo.

La siguiente pregunta es, ¿porqué no tengo el original de mi escritura?

Pues no se sabe muy bien, pero hay tres opciones:
1.La notaría mandó nuestra escritura al banco y el banco la tiene en su poder, con lo cual, tienen su propio original, y el nuestro.
2.La notaría tiene esa escritura que nunca mandó al banco.
3.La escritura ha sido pulverizada con una pistola de neutrones y ya no existe.

Pues nada, a investigar que es lo que ha pasado con el original, vemos que la notaría no tiene la escritura, nos comenta que ellos la mandaron al banco, cómo hacen siempre, ahora, si la necesitamos, ellos porel módico precio de 50€ nos hacen una nueva.
En el banco, evidentemente, tampoco tienen la escritura, la nuestra, por qué ellos sí disponen de un original, pero de la nuestra, ni rastro, oiga.
Así que llegados a este punto, sopesamos seriamente la intervención de la pistola de neutrones, sino, ¿qué podría haber pasado?
O mejor aún, si a nosotros nadie nos había hecho llegar esta escritura, ¿quién debía dárnosla de nuevo?

No es descabellado pensar, que llegamos a la conclusión de que el banco, debía ser el organismo que nos facilitara esta copia, y aquí empezó lo surrealista del caso.
Se comenta el caso con una persona encargada de hipotecas y la conclusión a la que llega es la siguiente:
-Te daremos un original de tu escritura cuando hayas vendido el piso, antes no.
Bien, se le explica a esta persona que la venta del piso no se puede llegar a cabo sin el original de la escritura y entonces entramos en el bucle absurdo del que os hablaba al principio.
Cuando vendas te doy la escritura pero no puedo vender si no me das la escritura.
Ante lo ilógico de la situación, todos el mundo acepta que sí, que es algo idiota en si mismo, pero que es lo que hay.
Así que la gestión se va derivando de persona, en persona, esperando que alguien nos de una solución que no sea pagar 50€ por una escritura que cuando hicimos la hipoteca ya pagamos, por cierto, y van pasando los días.


La penúltima persona que nos atiende, ante el argumento que una vez liquidemos nuestra deuda con el banco ellos ya no necesitan la escritura, argumentó que no, que ellos guadaban copias de todas las escrituras de los pisos a los que hacían hipotecas, cosa que no sé si es cierta, pero que pronto vimos desmentida.

Al fin, nos atiende la persona que realmente se encarga de esto (¿y quién nos estuvo atendiendo antes?) le comentamos el caso y muy decidida nos comenta que en cuanto hayamos liquidado nuestra deuda ella nos dará el original de nuestra escritura que tiene el banco, que ellos no lo necesitan para nada y que por supuesto que es para nosotros.

Además, le parece una idiotez lo que nos han comentado sus compañeros.
Nada, una gestión que ha durado semanas, resuelta en un minuto...o no, por qué después de todo esto, la compra de nuestro piso se retrasa y se retrasa por motivos que ya explicaré algún día y nos vemos en la increíble situación de que es más que probable que vendamos antes de comprar.


Nada, que vuelta a empezar, consultamos con los agentes de la inmobiliaria que venden nuestro piso, nos dicen que la cosa sin el original está mal, pero nosotros insistimos que no volvemos a pagar por algo que ya pagamos, que llevamos 2 meses pagando por todo, que si cédulas de habitabilidad, que si tasadores, que si honorarios...que no, no pagamos dos veces por lo mismo, que ya estamos hartos.
Así que vamos a la notaría dónde se va a hacer la venta y preguntamos si es posible que la escritura no sea la original y explicamos el caso.
Por primera vez desde el 1 de febrero, que llevamos con este tema, alguien hace lo inesperado:
1.Nos da una respuesta inmediata, no necesita consultar a nadie, ni hacer ninguna gestión; lo sabe y nos lo dice.
2.No nos complica la vida, nos da un respuesta favorable enseguida y no nos hace sufrir.

Total, todo esto para al final comprar antes que vender, así que al final SÍ tendremos la escritura original para el día de la firma...

Y mi pregunta es, ¿por qué narices no tienen todos los trabajadores la misma formación/información para no tener que tirarte semanas discutiendo por idioteces cómo esta?

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