Novatadas: El carrito menguante

domingo, 28 de julio de 2013

Voy a empezar diciéndoos una cosa importante que yo cumplí a medias y de la que me arrepiento un montón.
Dejadlo todo, pero TODO, preparado antes de que nazca vuestro pececito de mar.
Todo lo que dejéis para después, cómo os toque un gremlin de los míos, lo pagaréis caro.
Así que por pequeña que os parezca la cuestión, procurad que a la llegada del peque no se unan tareas pendientes que ya podríais haber solucionado, por qué cuando estéis preñadas, por empanadas que os halléis, estaréis más lúcidas que un premio nobel de la ciencia comparado con lo que os espera.

Cuando nació mi pececita de mar experimenté el mayor estado posible de empanamiento mental que he tenido en mi vida.
Digo esto para que se entienda mejor lo que viene a continuación, por qué sino pensaréis que tengo algún tipo de tara mental o algo y de normal soy bastante despierta, pero recién parida simplemente me dejó de funcionar el cerebro, era cómo si lo tuviese en las tetas y mis tetas estaban sufriendo un duro reto amamantatorio basado en heridas, estrujamientos, inflamaciones y dolor absoluto y eterno.

Mi hermano tiene un hijo de 4 años ahora, por lo que por suerte nos ha cedido multitud de cosas suyas que hemos podido aprovechar.
Una de ellas, el carrito para el bebé, uno de esos que primero es canastilla y luego sillita.
La sillita está hecha mierda, claro, pero la canastilla está casi nueva ya que la usaron muy poco.

Yo no tengo ninguna experiencia en útiles de bebé y lo de montar el carrito se quedó para el post parto, así que un día nos pusimos, lavamos todo lo lavable, montamos el carrito y hala, a la calle a correr mundo.
Lo cierto es que desde el primer día vi que algo no estaba cómo debía, pero cuando trataba de pensar en ello sufría un ataque tetil en la mente y ahí quedaba todo.
Estuvimos así durante semanas, yo ponía a la pececita de mar en el carrito y me quedaba con esa extraña sensación pero mi mente no alcanzaba a ver qué estaba mal.
Un día que nos tocó subir el carrito por unas escaleras bastante largas, me puse en la parte de abajo del carro mientras Papá Calamar iba arriba de espaldas y entonces tuve la clara sensación de que el Gremlin estaba un poco demasiado para arriba, con la inercia ella quedó muy pegada a la cobertura superior del carrito, como digo, demasiado pegada y yo con la sensación de que iba a salir despedida en cualquier momento.

Pocos días después, en una terraza, había una chica con un carrito parecido al mío y no pude evitar darme cuenta de que su canastilla era como una bañerita, mucho más honda que la mía y me quedé pensando ¿y por qué no tenemos nosotros una de ésas?
Y ataque tetil mental.

Cuando la pececita de mar ya tenía dos meses, celebramos el cumpleaños de mi sobrinito, la peque iba de brazo en brazo hasta que llegó el momento que la pusimos en la canastilla del carro, cosa que hizo mi cuñada.
La puso, la miró, se alejó un poco, se acercó, la sacó y me dijo:
-Oye, la canastilla está mal.
Yo me la quedé mirando sin entender mucho qué quería decir, por qué la canastilla es de una sola pieza así que a pesar de mi tetiempanada, no la podía haber cagado mucho.
-No sé qué quieres decir- le respondí.
Ella me miró riéndose y me dijo,
-Llevas la canastilla plegada.
Yo entendía cada vez menos.
-Ein?
-Que sí mujer, que te la dimos comprimida para ahorrar espacio, pero que para usarla la debes desplegar.
Y entonces sacó la canastilla, buscó una cremallera que la recorría de extremo a extremo, la abrió y tachán!!!!!!
La canastilla pasó a ser el triple de fonda de lo que era hasta ese momento.
Ni que decir que toda mi familia moría de la risa y yo de la vergüenza, cómo no.

Dos meses llevando al Gremlin a ras de la canastilla y aún no sé cómo no salió volando en una maniobra brusca, la verdad.

Cinco meses de locura

domingo, 21 de julio de 2013

Y no cambiaría
ni un solo llanto, tuyo y mío
ni una hora de insomnio
ni un cambio de pañal
ni una grieta en el pecho
ni una medalla en la ropa o en la piel
ni una papilla en el respaldo de la hamaquita
ni una vomitona
ni una noche en vela
ni un mordisco
ni una mastitis
ni un susto
por qué tal y como te parí,
eres perfecta.



*Dale tregua a tua papis, que tú eres perfecta pero ellos aún no se han acostumbrado y andan hechos mierda.


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