Imágenes y memoria de Mauthausen

sábado, 31 de octubre de 2009

El MHCB, que en cristiano es el Museo de Historia de la Ciudad, expone hasta el día 20 de noviembre de este año, la exposición Imágenes y memoria de Mauthausen.

Dejo la información que aparece en la web del museo.

Exposición itinerante impulsada por las Amicals de Mauthausen de Francia y España y por el Ministerio Federal de Interior de Austria con motivo del 60 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazi.

Una muestra de más de 700 fotografías realizadas en su mayoría por miembros de las SS y rescatadas gracias al esfuerzo y el coraje de un grupo de deportados republicanos españoles, que quiere rendir homenaje a las víctimas del nazismo.
El año 2005 se cumplió el sexagésimo aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis, acontecimiento singular para los hombres y mujeres que sufrieron confinamiento por su condición de republicanos y luchadores antifascistas.
Por primera vez, los supervivientes, sus familiares y amigos de nuestro país compartieron el homenaje anual a las víctimas con la más alta representación de los gobiernos español y catalán. Su testimonio fue traspasado a las generaciones más jóvenes que se comprometieron a incorporar su historia, la de la defensa de los valores de la libertad, la igualdad y la justicia, en el presente y en la construcción del futuro.
Una de las herramientas de futuro, por su carácter ejemplar y simbólico, es la exposición que ofrecemos.
Impulsada por las Amicals de Mauthausen de Francia y España y por el Ministerio Federal del Interior de Austria, se inauguró, en su versión en lengua alemana, el 6 de mayo de 2005 en el mismo campo de Mauthausen con el propósito de que su itinerancia se convirtiera en homenaje y testigo. Las fotografías son el auténtico testigo de la ideología totalitaria, cimiento del sistema de concentración nazi. Son documentos extraordinarios del crimen y la esclavitud, de la universalización del dolor, pero al mismo tiempo son muestras de lucha y solidaridad contra el mal absoluto porque su conservación es fruto de la acción y del trabajo para el futuro de hombres que no consiguieron ser aniquilados.
En el salvamento de las fotografías, los republicanos españoles tuvieron un papel clave: lo que nos permite hoy preservar Mauthausen en nuestra memoria.


Si os pásais, id con tiempo, aunque está alojada en una sala muy pequeña y parece que se ve muy rápido, hay una cantidad importante de texto a leer y nos puede llevar alrededor de una hora y cuarto verla al completo y sin agobios.
Los paneles están estructurados por temáticas que son ilustradas por fotos que en la mayoría de los casos fueron realizadas por los SS del campo y otras hechas en el momento de la liberación del mismo.

Mauthausen-Gusen fue el campo donde se internó a los exiliados republicanos que fueron capturados en suelo francés y las fotos que allí se exponen, son las fotos que los presos españoles sustrajeron del campo con riesgo de sus vidas, para dejar constancia futura de lo que allí pasaba.
Su mayor miedo era que acabase la guerra y nadie creyese la magnitud de lo allí acontecido por lo que decidieron hacerse con todas las fotos que les fue posible para que el mundo supuese la verdad.

La exposición ha sido impulsada por el Amical de Mauthausen.

Si tenéis ganas de saber y ver, pasaros por la Capilla de Santa Ágata en la plaza del Rei de Barcelona.

Lobas

lunes, 26 de octubre de 2009

Lobas es una novela gráfica de Rachel Deville y he de reconocer que me ha impresionado.
Para empezar, el trazo del dibujo es poco habitual, según he leído, las viñetas están hechas con lápiz, lo más frecuente es la tinta china cuando es en blanco y negro.
Las viñetas están trabajadas hasta el mínimo detalle y creo que es la primera vez que me encuentro ante una obra dónde el dibujo es parte del texto, dónde es imprescindible pararse un momento a observar los recodos de cada esquina para poder comprender el mensaje total que se nos está mostrando.

Lobas es la historia autobiográfica de una de las dos gemelas protagonistas, mostrando un mundo donde están solas, divididas, marginadas y perdidas.
La historia que cuenta, que es dura, triste y oscura, no deja de estar impregnada con un halo de inocencia, sorpresa y calidez que resulta sorprendente enfrentado a unos dibujos tenebrosos, con vivencias duras y terribles.

(Esta es la parte donde despanzurro la historia).
Me ha gustado especialmente la parte donde ambas gemelas abandonan el "hogar" familiar, dejan a la madre enferma en la cama, se independizan mientras la madre las ve alejarse, explicándoles en silencio la historia de su dolor, de su locura, la historia del adulto herido que no puede hacerse cargo de sus propios hijos.
En el diálogo que se establece hay perdón, redención y comprensión, aunque me temo que sólo es un diálogo interior.

Vivimos en un mundo donde ser adulto no es garantía de ser sabio, donde ser padre no es garantía de ser bueno, donde ser independiente no es garantía de ser responsable y a veces lo olvidamos; la manera más cruel de recordarlo, es contemplar lo que las personas castradas de alguna manera para el amor, el respeto, la responsabilidad, pueden hacerles a los que dependen de ellos.

Este es el mundo en el que vivimos; ni más, ni menos.

Los tres viajes a Francia de mi abuelo: Parte II, segundo viaje

martes, 20 de octubre de 2009

(Primer viaje)

Instalado en Barcelona, las semanas y los meses han pasado.

Vive la vida que puede, aceptando trabajos que de ninguna otra manera aceptaría, el miedo es el gran beneficio de tantos patrones en esta época, que no dudan en explotarlo para conseguir barato el esfuerzo de otros.
Se esconde, sale poco, tiene miedo a ser reconocido, vive la vida del exiliado en su propio país.
Pero no se queja, está vivo, come al menos tres veces al día, y tiene una cama en la que dormir.

La ciudad es grande, toda su vida, queda allá en el pueblo, al principio le cuesta acostumbrarse a tantas cosas nuevas, la gran urbe a veces le pilla desprevenido y otras le maravilla.
Algunas le revuelve las tripas y otras le arranca lágrimas de tanta belleza.

Lejos de su familia, está completamente solo; solo, como tantos otros en su misma situación, solo en un país que ya no es el suyo, solo en un mundo que no moverá un dedo por ayudarnos.
Solo, llora algunas noches en la cama, no la suya, sino una de inquilinos temporales, de sábanas gastadas y mantas raídas.
Solo, busca el sol en las callejuelas, ese sol deslumbrante de su tierra, de los campos, que aquí se resiste a iluminar las callejuelas en las que él habita.

Solo.

Pero no se rinde; él es fuerte, joven y listo, luchará y el pasado será sólo un fantasma.
Y una nueva vida se abre paso, un nuevo trabajo, en un taller de cerrajería, para un patrón miserable, tacaño y represivo, que venido de otras tierras hace su fortuna empleando a españoles emigrados de todas partes, que los explota y machaca, desprecia y humilla.
El trabajo es Dios, que más da el resto, con este trabajo, tendrá dinero para pagar un alquiler, con un sitio fijo en el que vivir, conquistará a una mujer, se casarán y formarán una familia; una familia que no sepa nada de la miseria ni la guerra, que no sepa nada de su huida.

Algunos de nosotros, ante una situación difícil, tratamos de adaptarnos, de salvar lo que queda y seguir adelante; el apego a la vida es grande.
Otros, deciden coger caminos peligrosos por los que llegarán hasta las puertas de la muerte si es necesario.
Unos viven y otros prefieren morir.

Sentado, en su vieja cama, abre lentamente la carta, la lee detenidamente, la comprime en su puño y se lleva las manos a la cabeza.
Su compañero de infancia, su amigo incansable, su cómplice de risas, siempre inquieto, siempre inconformista, con el que recorrió los caminos del cambio, soñaron juntos un mundo justo y se separaron justo cuando el sueño se rompió, él, va a seguir hasta el final, por qué no puede tolerar el mundo en el que vive, por qué no puede tolerar lo que el gobierno francés está haciendo o lo que no está haciendo, ha decidido tomar el camino más oscuro, ha decidido que su vida no vale nada, igual que la de otros no lo vale y va a emprender un viaje que sólo ha de tener un final para él.
Una vez más, emprenderán este viaje juntos, una vez más aprenderán cosas juntos, sólo que esta vez el objetivo de ambos viajes será muy distinto.
Uno va hacia la muerte; el otro, tratará de impedirlo.

Una angustia fría, sorda, implacable lo invade, su vida es lo más valioso, tanto le ha costado enderezarla y ahora, ¿qué debe hacer?

Trata de contactar con él, pero no es fácil, se esconde bien, está lejos, pero poco a poco, los rumores le van dando una idea concreta de lo que pasa, de lo que puede pasar y cuando al fin hablan se da cuenta de que ya no son las mismas personas, de que sus prioridades han cambiado, se han deformado, sus almas se han quebrado, sus sueños han muerto arrastrándoles hasta el hastío y la tristeza, se da cuenta de que sus vidas nunca valieron nada, primero como mano de obra de patrones voraces, luego como peones de unas ideas grandilocuentes y caníbales, después como soldados de una guerra fraticida y finalmente como traidores, siempre con un nombre tatuado en su frente, siempre marcados por etiquetas por las que decidir si se vive o se muere, siempre luchando y perdiendo, siempre tratando de sobrevivir en un mundo sumergido en la muerte.

Muerte, venganza, desolación, odio, avaricia, miedo.

PATRIA.
Maldita seas, asesina de tus hijos, maldita seas para siempre, te alimentas de su sangre, de sus entrañas.
Malditas sean las banderas, las fronteras, los nacionalismos, las religiones.
Maldito sea el hombre orgulloso que hunde sus manos en los vientres de sus mujeres para arrancar la esperanza.
Malditos sean los héroes que abandonan a sus mujeres, a sus hijos para que otros los maten, las violen.
Malditos sean los líderes, que mandan a la muerte a los hijos de los otros.
Malditos, malditos todos.

Resignación.
No puede abandonarle, le seguirá y tratará de traerlo de vuelta.
Pasar a Francia no es algo sencillo, pero allí está él, en la soledad de su habitación, escrutando el mapa, buscando la ruta adecuada, más tarde, buscando los contactos, el dinero.
Levanta el lápiz de sus notas y se lo pone tras la oreja; nunca imaginó que finalmente viajaría a Francia después del primer intento, ¿será un lugar bonito?

Son días duros, parece ausente, se está despidiendo de todo lo que conoce, de una tierra que tal vez no volverá a ver, de unas gentes con las que puede que no vuelva a hablar, de una vida que ya no vivirá.
Las cosas van rápidas, ya está todo preparado, un nudo le oprime la garganta, se pondrán en camino el mismo día, por rutas distintas.
Contempla la habitación vacía, su maleta preparada, en dónde cabe lo poco que tiene, se tumba en la cama y deja que las horas pasen.



Este segundo viaje a Francia, tampoco llegó a realizarse.
En el último momento, la persona que mi abuelo trataba de proteger tuvo que desistir de sus planes a causa de un cúmulo de causalidades que echaron por tierra el peligroso viaje.

Mi abuelo, siguió viviendo en Barcelona, ciudad que nunca abandonó, dónde siguió trabajando en el taller de cerrajería hasta que se jubiló.
Se casó con mi abuela, no fue un matrimonio demasiado largo y tuvieron una hija, mi madre.
Algunos años más tarde, realizó su mayor proeza vital, cuidando de nosotros, en todos los sentidos posibles.

Y al cabo de muchos, muchos, muchos años, al fin realizó ese viaje a Francia que soñó tantas veces.


*Gracias al Gobierno de Vichy, los españoles "hospedados" en los campos de refugiados y prisioneros, acabaron en su mayoría en el campo de concentración de Mauthausen-Gusen, ubicado en Austria.
Esa fue una realidad que golpeó muy duramente a los españoles que por algún motivo tenían previsto huir a Francia, considerada tierra de libertad.
Mi abuelo nunca pudo sacarse de la cabeza la idea de que si finalmente hubiese cruzado esa frontera, hoy en día sería uno de los supervivientes del campo; o tal vez, una de sus muchas víctimas.

La maldición romana

viernes, 16 de octubre de 2009

Son famosas las maldiciones gitanas, las maldiciones egipcias, las que lanzan las brujas o hechiceras, las maldiciones ligadas al satanismo, al paganismo y algunas más.

Las que no son tan conocidas sin duda alguna, son las maldiciones romanas, ¿a que no? y por romanas hablo de las de la época de los romanos, siglos atrás, pero aunque no sean tan conocidas, os prometo que existen, es más, voy a dar fe de ello contándoos como fui víctima de una.

Ubicación: Mérida, ciudad ligada a los romanos.
Tercer día de vacaciones y tercer día de viaje, la ciudad está resultando agradable, la gente amable, el clima inigualable, la comida buena, el hostal bueno.
Pero es todo una trampa, una ilusión para engañar al incauto, para encantar a la víctima y llevarla al lugar del sacrificio mansamente, sin que se de cuenta.

Lugar de la inmolación: el Anfiteatro romano.
La víctima: está claro que soy yo, ¿no?

Son sobre las 11 de la mañana, hemos entrado hace pocos minutos, apenas hay turistas, estamos emocionados, mi medio pomelo lleva años esperando conocer el Anfiteatro y Teatro de Mérida, ha dado un tormento sin igual hasta conseguir traerme a estas tierras; sí, él es un fan de Roma, ya se sabe, nadie es perfecto y por amor, una va hasta Mérida si es necesario; lo que yo no sé, es que la maldición romana se está fraguando hace días, y justo en esos instantes, está tomando su forma final, está a punto de cernirse sobre mi de modo cruel e inesperado.

Miramos el mapa, ¿Teatro o Anfiteatro?, bueno, lo mejor para el final así que decidimos coger el camino del Anfiteatro, nos acercamos, observamos la escalera de subida que nos llevará a contemplar la gloriosa ruina romana, enfilamos la escalera y al tercer escalón, desigual con alevosía, se desencadena la tragedia, mi pie derecho se apoya pero algo falla bajo él, el suelo es irregular, el escalón muy alto, no se apoya bien y resbala, el resto del cuerpo ya ha tomado impulso para subir con el otro pie así que en apenas unos angustiosos segundos, ha de cambiar torpemente su posición para evitar lo que se avecina...y es que el suelo se acerca, se acerca, se acerca y plaf, ahí está, al fin, el colofón, el desenlace de la maldición romana que se ceba conmigo, que se venga de mis críticas y comentarios, y lo hace vilmente, diría que por detrás, pero técnicamente ha sido por delante y por delante me la doy, sí señor, ahí está, que sí, un real, magno, soberbio y majestuoso, trompazo, batacazo, ostión, encontronazo con el suelo, lechazo y mamporrazo.
¿Qué con cuantas partes del cuerpo puede parar uno una caída cómo esta?, ahora os lo digo.
Vamos a ver,con la pierna derecha, dónde empieza el pie, con la rodilla, la derecha y la izquierda, es un clásico, con las manos, las dos, que si no no tiene gracia, con el hombro, en este caso el izquierdo, y con la cintura, por el lado izquierdo.
Y con la parte más sensible; con la cámara digital que te has comprado hace unos meses, apenas un par, que te ha costado mucho más de lo que a tu medio pomelo le hubiese gustado y que casi, casi, estrenas en este viaje, hale, de pleno, sí, sí, sí, contra el suelo, catacrak, Dios como ha sonado eso, ¿será la cámara, será mi mano?

Con el mamporro finalizado, esto es, yo, de morros contra el suelo, tratando de saber si me he matado, trato de incorporarme, con algo de dignidad, los paso seguidos son (por orden de importancia):
1. Asegurarme de que nadie (aparte de mi medio pomelo) ha presenciado el batacazo.
2. Comprobar que mi ropa sigue en su sitio.
3. Comprobar que mi ropa no está rota.
4. Comprobar que mi ropa no lleva nada adherido, como arena, piedrecillas, hojas, etc, si es así y no es algo muy deshonroso, lo dejamos ahí, total, no me siento las manos, no sé cómo lo iba a quitar.
5. Tratar de que no se me salten las lágrimas, que, joder, cómo me duele todo.
6. Comprobar que no me he roto nada, pero para esto, hay que esperar, por qué como ya he dicho, no noto las manos y no sé si me he hecho algo serio o no.

En fin, que ahí está mi medio pomelo, sí, el fan de Roma, ese, con cara de terror, ayudándome a incorporarme y luego a sentarme, quitándome las hojitas de la ropa, y preguntándome si estoy bien, si estoy bien, si estoy bien, si estoy bien, mientras oleadas de dolor sacuden a lo largo y ancho de
mi anatomía y trato de no empezar a gritar cómo una posesa o llorar, o ambas cosas, mientras blasfemo y me cago en la puñetera madre que parió a los romanos y a sus ruinas y mi medio pomelo que me pregunta si estoy bien, si estoy bien, si estoy bien, si estoy bien y yo, que realmente no sé si estoy bien, por qué tengo claro que me he dado una buena ostia, pero lo que me preocupa realmente es el ángulo imposible alcanzado por mi mano izquierda al parar el golpe, y más que el ángulo, que en medio minuto he visto muchas cosas, el hecho de que no siento en absoluto nada de muñeca para abajo, o lo que es lo mismo; no puedo mover los dedos de la mano.
Una idea aterradora cruza mi mente:
-Ay, joder, ¡¡¡que me he roto los dedos!!!!

Y acto seguido pienso (en orden de aparición de los pensamientos):
1. Mierda, ya le he jodido el viaje a las puñeteras ruinas romanas al medio pomelo.
2. ¿Y cómo coño hago yo ahora las fotos?
3.Con lo que pesa la mochila y ahora encima un yeso, no si es que...
4.¿Dónde puñetas estará el hospital más cercano?

Mi medio pomelo, sigue angustiado, tratando de saber si estoy bien, trato de comunicarle sin ningún acto de violencia por en medio, que hasta que no deje de dolerme todo y yo de tener ganas de chillar, no sabré si estoy o no estoy bien, que por lo pronto, en 24 horas estaré morada por todas partes, y que no puedo mover los dedos.
Sentado a mi lado, esperamos y poco a poco, voy moviendo los dedos, sí, sí, los puedo mover, pero paso de hacerlo, cada movimiento arranca una lagrimilla de dolor.
Me lavo las heridas, les saco la arena, compruebo el lugar de los golpes, me tomo un antinflamatorio y con mucha calma, proseguimos la visita.

Al cabo de un rato, lo miro de reojo y le pregunto;
-¿Tú sabes lo que es la maldición romana?
Me mira y se descojona de la risa.

Aparte de los morados que luzco por variadas partes de mi anatomía, la mano se hinchó y dolió lo indecible durante todo el día, y dolió lo suficiente para dar mucho por saco, el resto de las vacaciones.
El golpe de la rodilla, me pilló una vena de esas que tienen como proyecto de vida convertirse en variz y os prometo que un morado en ese sitio es algo que además de doler y reducir la movilidad, impresiona mucho.

Así que ya sabéis amiguitos, si vais a una ciudad vinculada a Roma y sois de los que no se mean de la impresión cuando escucháis el nombre de tal nación, ¡cuidado!, podéis ser la próxima víctima de la maldición romana.


*La cámara está bien, por suerte, el objetivo estaba retraído, sino, fijo que me la cargo, pero le han quedado unas buenas marcas de la caída, a la pobre.

**Mi medio pomelo confiesa, que mientras entraba triunfalmente al Anfiteatro, rollo imbuido de una aureola romántica, música de trompetas y clamor de la multitud, oyó un plaf a su espalda y pensó: -Mierda, ya me han jodido el momento de gloria.

Octubre

jueves, 1 de octubre de 2009

Me voy, al fin me voy, de vacaciones, ahora sí, de las gordas, un mes, de viaje (no todo el mes).
Hasta el viernes estaré por aquí, el sábado cogeré un avión tempranito y conoceré Extremadura y algunas partes de Andalucía.

Octubre va a ser un mes capital en nuestras vidas, cambiamos el nombre a alguna cosa importante, compraremos (espero!) al fin el piso maravilloso en el que vivimos y materializaremos el incio de una idea que llevamos hace tiempo sopesando, una idea, que de ir bien, cambiará nuestras felices vidas para mejor.

Siempre me ha gustado octubre, probablemente por qué es el mes en el que me declaré y perdí un amigo, para ganar un amigo del alma, el mes en que descubrí, que mi huída hacia adelante, hacia cualquier parte, hacía el vacío, la negrura, el olvido, tocaba a su fin, por qué una mano cálida, me asía con generosidad, bondad y mucho amor, para no soltarme más.

Fue el mes en que supe que todo era posible, que yo tenía derecho, que la felicidad existe, que los sueños se materializan (además, textualmente, por qué hay sueños que unen almas en la vigilia y no tiene otra explicación posible) y que la vida era para vivirla.
Por haber seguido aquí, me siento agradecida, y ya no recuerdo nada de mi otra vida, sólo algunos zarpazos de maldad me alcanzan de vez en cuando, pero me curo rapidamente.

Y cómo octubre es un mes tan especial, le pido, por segunda vez en mi vida, que obre un pequeño milagro, para esa persona que está luchando por su vida, para que sus fuerzas le lleven al éxito y si no es posible, para que nos de fuerzas a todos para acompañarle dignamente hasta que sea necesario.

Feliz mes para todos.

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