El fantástico mundo de las siglas

lunes, 31 de mayo de 2010

Como os prometí el otro día , hoy os voy a hablar de la incapacidad que tiene alguna de la gente para la que trabajo,para entender la diferencia entre las siglas Cif y Nif .

Empezando por el hecho que de la inmensa mayoría de personas utilizan las dos palabras alternativamente para referirse a lo mismo, o sea, al código de identificación fiscal de una empresa, te pueden armar un bollo mental tremendo en un par de minutos, por qué aunque ellos lo crean, no es lo mismo.

Es muy simple, una empresa tiene un número que la identifica a nivel fiscal, que es el Código de identificación fiscal, es como la "matricula" de la empresa.
Su característica más notable es que sólo puede representar a una empresa, las personas no tienen Cif, sólo las empresas y esto, por muy burro que se ponga el cliente, es así y sino que vayan a discutirse con Hacienda si quieren.
Es fácil de detectar, lleva la letra delante.
No me vale eso de que es que nosotros lo llamamos de otra manera, por qué no es correcto llamarle jamón a un camión aunque tengan una leve simetría en el sonido, un Cif es un Cif, es para la empresa y punto pelota.

Luego está lo del Nif, es esa cosa que a todo el mundo le suena y nadie sabe muy bien qué es, es por elección popular mayoritaria, el palabro a intercambiar impunemente por Cif.
Pues mira, casi pero no, el Nif es el número de identificación fiscal, o sea, lo mismito que el Cif pero para las personas, como el médico para las personas y el veterinario para los animales, a que no lo mezclamos, ¿verdad?, pues lo mismo.
También es fácil de detectar, lleva la letra al final.
Se intercambia habitualmente con Dni.

Mi principal problema en el trabajo, y en el de mis compañeros, es el cliente tipo aunquemeloexpliqueusted20vecesnomeempanodenada y es un problema por que aunque trabajamos con Nif, a veces lo que necesitamos es el Cif y viceversa.

Así tenemos conversaciones del calibre,
-Me da su Nif por favor
y el cliente te contesta eso de,
-Mi Nif es el B2576tralará tralará
y tú pensando eso de empezamos mal, y le explicas
-Me está usted facilitando su Cif y yo necesito su Nif
y el cliente, erre que erre que su Nif es el Cif de la empresa, y tú le dices que no puede ser por que,
-los Cif son para empresas y los Nif para personas
y él que te dice
-Pues yo no sé como será, pero yo tengo un Cif
y ya a la deseperada le dices,
-¿Y su Dni me lo puede dar?
y te dicen
-¡¡¡Pero si te lo estoy dando!!!
y cuando insistes en que no puede ser por que esencialmente el Cif lleva la letra delante y el Nif detrás, en un arranque de cabezonería te dicen,
-Ah, pues haberlo dicho antes, mi Nif es el 2576tralará tralará B
y tú te quedas con cara de gilipollas dándote perfecta cuenta de que te acaba de dar el Cif de la empresa y ha movido la letra del principio al final y deseas tener dos vidas, una para decirle al cliente,
-Sr./Sra. X, además de ser más burro/a que la madre que lo parió me está usted vacilando y la gestión se la va a hacer su abuela, por cansino/a y cabezón/a.
y otra para decirle, que es lo que realmente le dices,
-Sr./Sra. X, veremos que podemos hacer con el dato que me da
y te pegas la santa currada y le buscas el Nif al cliente de mente obtusa y haces lo que tengas que hacer.

En fin, que a veces me sorprende la cantidad de gente que tiene verdaderos problemas para discernir una cosa de la otra después de llevar 20 años en una empresa o los que sean y es cierto, nadie nace sabiendo, pero si te lo explican bien, digo yo que no es tan complicado de entender, ¿o sí?

Así se dan después conversaciones del calibre,
-Muy bien, ¿me da su número de Nif?
y el cliente que te dice ofendidísimo,
-¡No! ese dato no se lo facilito yo a usted, ¡es privado!
y entonces le dices,
-Bien, y su Dni me lo puede dar?
y el cliente con una sonrisa de alivio te dice,
-¿El Dni? pues claro, anote, es el ...

Usted reclame y luego le decimos si vale

lunes, 24 de mayo de 2010

Cuando yo vivía en Barcelona capital y recibía un certificado urgente, el cartero pasaba una primera vez, por la mañana y dentro de su horario de reparto habitual de la zona y me dejaba un aviso dónde decía que harían un segundo intento de entrega, que se realizaba por la tarde, a una hora variable.
Puesto que por la mañana nunca hay nadie en casa pero por la tarde sí, este proceder me permitía recibir en mi casa todos los certificados urgentes.
Yo, empíricamente hablando, llegué a la conclusión de que los certificados urgentes tienen como habitual proceder, dos intentos de entrega al domicilio.
Ahora no vivo en Barcelona capital, sino en una ciudad justo al lado y la primera vez que llegó un aviso de certificado urgente di por hecho que harían un segundo intento; pero no.
He recibido desde que estoy aquí un total de tres certificados urgentes y en ningún caso ha habido segundo intento.
Entonces yo me pregunté, ¿cual es el proceder correcto? es decir, ¿en cual de los dos casos se aplica el protocolo correcto? por que digo yo, que en correos tendrán tipificados de algún modo cuantos intentos de entrega tiene un producto.
Teniendo en cuenta que Correos es una organización estatal, no debería haber ninguna diferencia de reparto, viva yo aquí o en Logroño, así que ante mi extrañeza, hice la siguiente consulta en correos,


Durante diez años he vivido en el cp 08XXX,en ese domicilio cuando recibía un certificado urgente el cartero SIEMPRE hacía 2 intentos de entrega,por la mañana y por la tarde,por la tarde siempre me encontraba y me ahorraba tener que pasar por la oficina.
Ahora vivo en el 08XXX y para mi sorpresa el cartero pasa 1 única vez por la mañana que no hay nadie por lo cual siempre he de ir a buscar el paquete a la oficina.
Ante esta discrepancia de protocolos me gustaría que me informaran por que en un cp se tiene derecho a un mejor servicio que en otro y cual es el criterio que emplean para pasar 1 o 2 veces.


El motivo de mi consulta era simple y llanamente saber si el cartero tiene que pasar una o dos veces, sencillo, ¿verdad?
Pues no, parece que no, por qué al cabo de unos días me contestan,


Estimada Sra. X,
En referencia a los hechos que nos describe en su consulta, para poder hacer una investigación y ofrecerle una respuesta, es necesario que presente una queja oficial a través del formulario al que podrá acceder pulsando en el siguiente enlace:
https://www.correos.es/contenido/08-AtencionCliente/0801_b-quejas.asp
Sentimos no poder serle de más ayuda en esta ocasión
Muchas gracias.

¿Quién ha hablado de una investigación?, ¿qué es lo que quieren investigar?, lo que deberían, no investigar sino saber es cuantas veces ha de pasar el cartero y si no lo saben por qué es una decisión local, deberían decírmelo y después hacerme la consulta de mi caso concreto.
¿De qué me tengo qué quejar?, ¿ de algo que no sé si es motivo de queja?.
Lo que no deja de sorprenderme es que ante la posibilidad de evitarse una queja dando una información que a mi modo de ver es muy sencilla, me sugieran que haga una queja directamente.
¿Soy yo la extraña?

Continuará...

Al fin un respiro

lunes, 17 de mayo de 2010

Han pasado más de dos años desde que decidí que quería irme de mi lugar de trabajo, que no de mi empresa.
Hace dos años, lo personal se mezcló con lo laboral y descubrí que no conocía a algunas de las personas que me rodeaban.
También descubrí que tenía un amigo de verdad en una de esas personas.

Han sido dos años largos, donde me las he visto bien putas para salir adelante a pesar de toda la mierda que me han echado encima siempre teniendo en mente un cambio futuro de departamento.

Dos años dan para muchos disgustos, cabreos, desplantes y prepotencia, pero todo llega y yo tengo mucha paciencia.
Hoy empiezo en ese nuevo departamento, aunque es algo temporal y existe la posibilidad de tener que volver al final de la suplencia.

Espero, deseo y anhelo, que me vaya muy bien en esta nueva etapa, que empiezo llena de ganas y dispuesta a darlo todo, con la esperanza de que se reconozca mi valía.
Deseadme mucha suerte para que me quede.

Había una vez...

lunes, 10 de mayo de 2010

...una chica, casi una niña.
No le había ido muy bien en la vida, pero era una persona terriblemente optimista, y a pesar de las perrerías que el destino le reservó, siguió luchando por su felicidad.

Un día conoció a un chico, unos años mayor que ella.
Era la envidia de todo el barrio; era guapo, alto, fuerte, tenía un piso propio, coche y trabajo.
Se enamoró perdidamente.
Pasaba los fines de semana en su casa, enseguida se hizo muy amiga de la hermana y de la madre de él, enseguida la quiso como a su propia madre.
Ellas también la querían mucho, según decían.

Como era tan feliz, ya no necesitaba a nadie, a ninguna de sus antiguas amigas a las que consideraba unas niñas que recién dejaban de jugar con muñecas; hacía mucho que no las veía y tampoco importaba mucho.
Sus amigas, acostumbradas a que ella siempre andase metida en cosas de mayores, se mantenían al margen.

Un día, se presentó sin más en casa de su mejor amiga, lo disfrazó de una visita casual y se encerraron en su habitación.
Ella sacó un cigarro, como para reafirmar lo mucho más mayor que era y se lo fumó en la ventana de la habitación.
Estuvieron hablando de todo un poco, como si no hubiesen pasado meses desde la última vez, hasta que llegaron al novio; entonces ella se calló.
Su mejor amiga vió entonces en su cara esa mirada sombría y triste que a veces le oscurecía el alma y supo que algo iba muy mal.
Ella sabía que sólo su mejor amiga era capaz darse cuenta de esas cosas, así que se lo contó.

Un día, estaba sentada en el brazo de un sillón, en casa de él.
Ella hablaba de cosas y cosas, él iba y venía por la casa y de vez en cuando le contestaba.
De repente, él se acercó demasiado deprisa y le dió una bofetada que la derribó; cayó de espaldas, chocó contra la pared con la cabeza, se lastimó la espalda.
Ella era una chica menuda y él un hombre grande y fuerte.
Nisiquiera pudo oir lo que él le gritaba, nisiquiera pudo saber cual fue su falta, la sorpresa y el golpe, la dejaron sorda.

Ella recurrió a su hermana, a la que quería como a su propia hermana. Cuando vió el azul en su rostro su actitud cambió, ya no le sonreía, sólo había recelo en sus ojos.
Ella le preguntó que podía haber pasado, la hermana le dio evasivas.
Es mi hermano, entiéndele, ten paciencia, habla con él.
Después, ella recurrió a su madre, a la que quería como a su propia madre. Cuando vió el azul en su rostro, no la dejó entrar en su casa.
Ella le preguntó que podía haber pasado, la madre guardó silencio con los ojos cargados de reproches; contra ella.
Se fué, sintiendo que la culpa de todo era de ella, creyendo que ella había destrozado la alegría y la felicidad que antes compartían.
Siguió sintiendo durante días las miradas de la hermana y la madre que le gritaban, ¡culpable!.
Y finalmente, se presentó en casa de su mejor amiga.

-No dejes que te de la segunda ostia, recoge tus cosas de esa casa cuando no esté y corta con él, hoy mismo- fue lo que le dijo su mejor amiga, hace ya 18 años.
Ella dijo que se lo tenía que pensar, que igual no volvía a pasar; que le amaba.

Los meses volvieron a pasar y un día sonó el teléfono.
Quedaron para esa misma tarde.
Andaban despacio por las oscuras y tristes calles, en silencio.
Llegaron a una esquina y ella levantó la mirada hasta un balcón.

Allí estaba la madre; la miraba con frialdad y desprecio.
Abrió la puerta de la escalera sin mediar palabra por el interfono.
Ella dejó las llaves del piso de él en el buzón de la madre.


El segundo golpe llegó pocos meses después del primero.
Él le había prometido que no volvería a pasar, pero pasó y ella, tirada en el suelo de nuevo, recordó las palabras de su mejor amiga y recordó el horror que vio en sus ojos cuando se lo contó, en como se ofreció a ir con ella a buscar sus cosas, incluso a mediar por ella con él.
Ese mismo día, recogió sus cosas y se marchó.

La hermana no quiso hablar con ella.
La madre la escuchó a través del teléfono y no contestó.
Después, colgó.


*Hace 18 años, la violencia contra la mujer, era una cosa que todo el mundo conocía pero de lo que no se hablaba.
No se recibía ninguna educación social al respecto y muchas mujeres opinaban que en esos casos lo mejor era aguantar y tratar de evitar las situaciones en las que el hombre perdía el control.
Los hombres que les pegan a las mujeres, no pierden el control por cosas que hacen o dejan de hacer sus mujeres.
Pierden el control por qué son personas con complejos de inferioridad terribles y grandes frustraciones, que a menudo se han visto maltratados en el ámbito familiar o humillados por otros que consideran más fuertes como un jefe o una autoridad.
Eligen a sus víctimas, mujeres, a las que consideran inferiores y de su propiedad, amparados en una sociedad que durante décadas no les ha quitado la razón, que los ha educado para que piensen así.
Los maltratadores, dificilmente se curan y además del maltrato físico visible, está el maltrato psicológico, antesala del físico, que destruye la autoestima de la mujer dificultando el abandono del maltratador cuando llegan los golpes.

Durante mi vida, he visto de más o menos cerca, los suficientes casos de violencia contra la mujer, como para saber que cualquier mujer, incluída yo, puede llevarse la ostia de un hombre así.
Puede que la primera sea inevitable, pero para cuando llegue la segunda ya deberías estar lejos de ese hombre.
No hay excusas, ni razones, ni explicaciones. Te va la vida en ello.

El cine americano nos ha hecho mucho daño

lunes, 3 de mayo de 2010

Estaba el otro día en el trabajo, atendiendo a uno de nuestros clientes de empresas.
Uno de los datos que pedimos para identificarlos es el Cif de la empresa (otro día os cuento la de cantidad de gente que hay por el mundo que es incapaz de entender la diferencia entre un cif, un dni y un nif).
Total, que le pido educadamente al cliente que me diga el cif de su empresa para poder ubicarlo y me suelta,
-el cif es bravo 8569 etc...
en estas que cuando oigo que me dice bravo, sí, talmente como en una peli de guerra al más puro estilo americano no pude reprimir un,
-¿perdón?
a lo que el cliente tomó aire y carrerilla y volvió a repetir la letra en formato militar más los números.
Tomé nota del dato y seguimos a lo nuestro.
En estas que se plantea una nueva duda sobre otra empresa del cliente a lo que le digo, siempre muy amablemente, que me de el cif de la otra empresa y el cliente me dice,
-golf 2576 etc...
y yo, que me sorprendo poco pero muy mal le dije en un tono mezcla de nomepuedocreerloquemeestadiciendo y hagaustedelfavordehablarmeencristiano, le digo
-¿¡Cómo!?
a lo que el cliente me respondió en tono de disculpa
-G de girona 2576 etc...

Y yo pensando que había visto casi de todo...

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