No es ningún secreto, que el divorcio de mis padres tuvo un impacto brutal en mi vida.
Ese hecho, el final del amor entre mis padres, ha sido algo que me ha perseguido desde mi tierna infancia, algo que creo, ha sido capital para definir mi concepto del amor, de la fiedlidad y de la pareja.
Yo fui la hija de unos padres divorciados en un momento donde los pobres no se divorciaban, en un momento donde absolutamente nadie de mi alrededor estaba en mi misma situación, en un momento donde esa palabra era algo vergonzoso y digno de lástima.
Desde mi punto de vista, el amor es algo que no tiene fin, es una fuerza eterna, es un principio inherente al ser humano, algo con lo que nacemos, desarrollamos y alimentamos, de mejor o peor manera; es uno de nuestros órganos invisibles.
Las personas crecemos en familias, y tenemos padres y madres y hermanos, que conforman nuestro primer contacto con el amor.
Estoy segura de que no escuchamos muy a menudo cosas parecidas a,
-Ya no tengo contacto con mis padres, hemos roto, se ha acabado el amor, lo mejor era dejarlo.
Sin embargo, nuestra familia es el grupo de personas que más dolor nos puede inflingir, pueden hacernos desgraciados hasta unos límites inimaginables, pueden hacernos cosas tan terribles que da miedo pensarlo y, pese a todo, no dejamos de amar a nuestra familia.
He conocido a suficientes personas con padres y madres dignos de llamarse de cualquier manera menos de esa y doy fe de que todas esas personas amaban a sus padres.
Mi propia experiencia es que a pesar de la relación inexistente con mi padre y la relación altamente tóxica y complejísima con mi madre, les quiero con un amor que seguirá vivo más allá de su muerte.
Puede decirse que a nuestra familia vamos a quererla para siempre, mientras estemos vivos.
Entonces, si el amor puede durar toda la vida, como en el caso de la familia, ¿de que hablamos cuando decimos que el amor entre una pareja se ha acabado?
¿Es realmente el amor lo que se acaba, o se acaban las ganas de intentarlo, la paciencia, el aguante?
¿O es que lo que había entre esas dos personas no era amor?
¿Es el amor distinto dependiendo de si es fraternal, como en la familia, o sentimental, como en la pareja?
Ya os he dicho que según mi experiencia, mi visión de las cosas, el amor es algo que no desaparece por que las cosas vayan mal y de ahí el hecho de que no pueda entender que el amor entre dos personas que dicen que se quieren, se acabe.
La opción más fácil para mi, es decidir que esas dos personas, en realidad, nunca se había amado de verdad, aunque resulta muy complejo definir qué es amor de verdad.
Aceptable y lógica, me parece la postura de la pareja que se rompe y reconoce que no es el amor lo que se ha acabado, sino lo demás, las ganas, la paciencia, y que a pesar de ello, seguirán queriéndose aunque ya no estén juntos, porque no creo que sólo podamos amar a una sola pareja.
Pero cuando me enfrento a una pareja que se rompe y dicen que se les ha acabado el amor, sigo sintiendo que hay algo que se me escapa, algo que no puede ser, que en realidad estamos hablando de cosas distintas.
¿Se os ha acabado alguna vez el AMOR?
¿Me podéis ayudar a comprender por qué?