A lo Concha Velasco

martes, 30 de octubre de 2012

Hoy he tenido un día atroz, acorde con el tiempo de mierda que ha hecho por mi tierra y que justifica el estado de mis arterias cerebrales.
Parecía que las migrañas me daban un descanso allá sobre la semana 21, pero se lo han pensado mejor y volvemos a las andadas con semanas de 5 migrañas por lo menos.

Ha sido una migraña tan mala, que me he meado encima.
Sí, lo sé, así a bote pronto parece que no tiene nada que ver una cosa con la otra.
Cualquiera que haga un poco de memoria, recordará que se dice por ahí que los embarazos y las pérdidas de orina, van de la mano, y si no lo sabíais, os lo digo yo, que sí, que lo había oído, pero como con tantas otras cosas, piensas que eso es algo que les pasa a las demás y que a ti no te puede pasar NUNCA.
 Y si te pasara, te imaginas que te pasa por una tos, por un estornudo, por una carcajada, por cosas más o menos asociadas a la pérdida de orina, vamos.

Entonces llega un día como hoy, un día lluvioso de los que te causa una de esas migrañas con mareos y náuseas, pero náuseas de migraña, no de preñamen, y te da una arcada tan bestia, que te meas, así, sin más.
Y tu maromo que está contigo en la cocina mientras te asalta la arcada malévola que te dobla por la mitad y te tiene agarrada al silestone como si te fuera la vida en ello, flipa en colores cuando una vez recuperada el habla le dices con un hilo de voz:
-Joder, ¡¡¡que me he meado!!!
Y él te mira ojiplático y oyes como se activan sus mecanismos cerebrales y no sin lógica, asocia la arcada al vómito, ¿¿¿pero al pis????, ¿¡¿es que ahora se vomita por la vagina o qué pasa?!?
Por qué eso sí, yo soy capaz de sacar hasta la vejiga de un espasmo meón, pero de mi boca no sale nada, así tenga una arcada que me disloque la caja torácica.

En fin, que os lo digo yo, el embarazo provoca incontinencia urinaria y arrebata la dignidad de una mujer, todo a la misma vez.
Una se imagina que no ha de usar una compresa en 9 meses y de hecho es que no tiene ni una compresa en casa desde hace meses por qué sabe que no las necesita, pero claro, lo que no te dicen es que en vez de compresas, lo que has de comprarte es un paquete de Tena Lady.

Por suerte, el embarazo produce estreñimiento, por qué si me llegan a decir que además da diearreas, os juro que viviría aterrorizada.

No hablarás mal de los muertos

sábado, 13 de octubre de 2012

El 13 de agosto pasado, mi abuelo murió debido a una infección en la garganta que avanzó muy deprisa y en menos de una semana se debilitó tanto que no resistió a pesar de haber tenido un postoperatorio perfecto.
Como había perdido el 100% de la movilidad, se tuvo que quedar ingresado en una residencia ya que mi madre, viviendo sola, hacía tiempo que apenas podía con él, pero ahora ya era imposible.

Mi abuelo no comprendió esa decisión y la peleó con todas las fuerzas que le quedaban, mi madre pagó un alto precio por ella y sólo le quedó aguantar el chaparrón, la terrible frustración de un padre que volcaba contra ella toda su rabia y frustración, día tras día.
Debe ser terrible, levantarte un día de la cama, estar sentado en tu sillón preferido, dar un mal paso, caer y ya no volver nunca más a tu casa, a tu cama, a tu vida.
Mi abuelo, a pesar de sus 96 años, estaba completamente lúcido, aunque había desarrollado manías típicas de la edad que lo volvían irracional a ratos.

Le había dicho a todo el mundo en la residencia que iba a ser bisabuelo de nuevo, se alegró tanto que no hacía más que hablar de ello.
 La última vez que lo vi, yo estaba casi segura de que ya estaba embarazada aunque él no lo sabía.
Mi madre tuvo que irse a hacer unas gestiones y yo me quedé en el hospital con él, dándole la cena.
Lo hice fatal, le tiré la crema de zanahoria por encima varias veces, llenaba mucho o poco la cuchara, iba demasiado rápido...
De repente, me dijo que seguro que lo que yo más deseaba era darle de comer a uno pero pequeñito, a un hijo, a ese hijo que no lográbamos tener.
Me quedé con la cuchara suspendida, conmocionada.
Era la primera vez en mi vida que mi abuelo abordaba algo personal conmigo, era reservado hasta la médula y nunca supo comunicar sentimientos, afectos o aliento, por qué eso eran mariconadas.
Quiso saber como me sentía por ello y me comunicó su pesar por nuestra situación.
Desde que había ingresado esta última vez se le veía muy desinhibido con todo lo emocional, reclamaba mimos a todas horas, besos y caricias, te miraba a los ojos y te decía que te quería.

A mi me resultaba desgarrador ese grado de intimidad con aquel hombre  duro, que nos había educado en la dictadura de la disciplina más férrea imaginable, aquel hombre que todos tenían idealizado, que nos había acogido, vestido y alimentado, aquel padre más que abuelo, perfecto en el desconocimiento y la lejanía.
Yo siempre tuve una relación difícil con él, desde muy pequeña quedó patente que nuestra convivencia no iba a ser fácil y tal vez por eso, volcó todos sus esfuerzos sobre mi hermano con el que tenía una relación muy especial.

Cuando mi abuela murió, lo pasé muy mal, pero no sentí que quedaran cuentas que saldar, sin embargo, mi abuelo se va dejándome heridas abiertas que nisiquiera sabía que existían.
Quedo como la incorrecta política que se atreve a desmentir la versión oficial y dice que siente rabia contra el hombre perfecto.
Pero lo más curioso, es que en las largas horas de hospital, descubrí que mi madre, a pesar de ese amor incondicional que le profesó durante toda su vida, se encuentra igual que yo, cabreada contra esa versión oficial, con sus propias cuentas que saldar.
Por que la muerte, no es ni mucho menos el fin de las relaciones que tenemos con nuestros seres queridos y aunque sé que esas heridas sanarán muy pronto, también sé que tenemos derecho a hablar mal de los muertos.
Tenemos derecho a decir que no eran perfectos, y que a pesar de ello, los quisismos con toda nuestra alma.

Los gatitetes

jueves, 4 de octubre de 2012

Querida Gremlincita,
estos son tus gatitetes, el tremendo Áyax i el dócil Nox, cada uno únicos en su estilo.

Ya verás que Áyax es un zalamero que te mirará con ojitos tiernos para que le hagas todo tipo de mimos y que en cambio Nox, se quedará a una distancia prudencial haciendo ver que no quiere nada de ti aunque nunca se aleja mucho.

A Nox le gusta que lo acaricien mucho y bien fuerte, sobretodo debajo de las orejas y la barbilla, no le gusta que lo cojan en brazos pero se deja, en cambio Áyax se pone tan nervioso cuando lo tocas que te muerde y araña, pero muy flojito y jugando y si lo cojes en brazos tratará de subirse a tus hombros, no en balde sus primeros meses los vivió como un gato loro, siempre encaramado a alguna de nuestras espaldas.
Áyax es muy sociable, cuando viene alguien a casa se sube enseguida a su falda, lo huele y lo adopta, lo mismo para un vendedor que para nuestros amigos y es un gato muy valiente y atrevido.
Nox en cambio, cuando viene alguien suele esconderse debajo del sofá y en raras ocasiones trata con extraños a los que le cuesta mucho acostumbrarse.
Y sí, es un gato más bien cagón.
Nox es un sibarita melindroso al que le vuelven loco el jamón serrano y las aceitunas, que no pierde una para pedirte algo de comer, son esas raros momentos en los que él viene a ti y no a la inversa.
Áyax tiene claras sus prioridades, si en una mano tienes comida y en la otra nada, se acerca a la que no hay nada por que sabe que puede obtener mejores mimis de esa mano.
Nox es el mayor y Áyax el pequeño, cuando llegó le hizo la vida imposible a Nox, estresándolo hasta el límite de sumirlo en una depresión.
Tras muchos esfuerzos y muchos mimos, conseguimos que la convivencia fuese pacífica y ahora Nox es el guardián custodio de su tete y pobre de ti que te metas con él.
A Áyax le gusta dormir a los pies de mami mientras que a Nox le gusta más dormir sobre su almohada por lo que es fácil encontrame custodiada de pies a cabeza durante las noches más frías de invierno, y a mi me encanta, para qué negarlo.
Nox es un gato tranquilo y reflexivo, todo lo hace con mucha lentitud y no le gusta mucho moverse, ronronea enseguida y soporta con mucha paciencia las trastadas de papi y mami, Áyax en cambio es un gato muy movido que se pasa el día dando saltos y carreras y su mayor diversión es observar a Nox para gastarle bromas pesadas, pero como Nox es un buenazo, se deja hacer.

¿A que tienes ganas de conocerlos?

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