Acto reflejo

miércoles, 19 de septiembre de 2012

El otro día estaba tumbada en la cama, boca arriba, intentando echarme la siesta, rutina sagrada de mi preñez, y justo cuando me estaba quedando dormida, me pasó eso que nos pasa a veces justo en ese momento, que sentimos que caemos, o que tropezamos y nuestro cuerpo físico se sacude, normalmente dando una patada o un movimiento espasmódico similar.

Bueno, eso es lo que se suponía que debía pasar, pero al sentir que caía, lo que hice fue levantar mi brazo derecho y protegerme la barriga, el primer arranque de movimiento de brazo fue violento y enérgico, pero posé la mano con total delicadeza sobre el vientre a pesar de estar aún dormida.

Como suele pasar en ese momento, me desvelé, más asustada por mi propio movimiento, que por otra cosa y me vi la mano sobre la barriga.
Justo hacía unos días me preguntaba si mi inconsciente sabría ya que estaba embarazada, y tal vez parezca una pregunta extraña, pero tras tres abortos os puedo asegurar que la mente de cualquier mujer urde una espesa tela de araña para protegerse y la aceptación del embarazo, puede ser un trámite lento y costoso.

Nuestra rutina es ahora así, repleta de pequeñas señales que nos avisan que vamos por el buen camino, es un camino muy largo y es muy difícil, sobretodo cuando te enfrentas a los comentarios de los demás que no pueden entender por qué no estamos exultantes y en una especie de nirvana continuo.

Cuando las cosas van mal, hasta el más obtuso puede entender que estés triste, pero cuando las cosas van bien y más cuando te encuentras en semejante momento de tu vida, tu obligación es ser muy feliz.
La pregunta que más nos hacen es si estamos contentos o felices, para acto seguido recordarnos que no podemos menos que estar eufóricos.

No es que espere que a estas alturas nadie nos comprenda, si los malos momentos fueron un calvario de comentarios que no nos ayudaron en nada, ahora no va a ser distinto.
Pero no, no estamos contentos, ni felices, ni nada parecido.
Las heridas que dejan el proceso por el que hemos pasado son difíciles de preveer, las descubres día a día, cuando topas con ellas y te das cuenta de que ahí tienes otro obstáculo que superar.

No sé cómo podría bautizar el estado en el que estamos, pero seguramente, lo más cercano a la realidad, es aceptación, estamos viviendo el proceso de aceptación.
Y en la aceptación no hay dicha, por qué aún no somos plenamente conscientes de todo lo que está pasando y eso es así por que más de dos años padeciendo como cabrones es lo que tiene, que endurece, que protege, que hace que te distancies.
Y claro que somos felices, pero no estamos felices, aún no podemos.

Miramos las ecos de nuestro pequeño gremlin y nos preguntamos si es real, si saldrá bien, si tendremos suerte, si...
Todos los futuros padres tienen miedo, pero nosotros, además de miedo tenemos una cautela infinita.

Por eso, despertarme con mi mano protegiendo mi vientre, es un regalo tan valioso, es una prueba de que a pesar de todo, vamos hacia adelante.

6 comentarios:

Chelo dijo...

Hola Ender ¿cómo te encuentras? me refiero a física, no anímicamente hablando. Tu ánimo queda reflejado en tus palabras, como siempre, tan transparentes :-)

Hay algo que dices que me ha gustado mucho y es esa obligación a la felicidad que parecen tener ciertas situaciones, entre ellas, el esperar un hijo. Cómo si todas las personas fuéramos iguales, como si todas las circunstancias fueran las mismas. Y no, no es así y te comprendo.

Un beso guapa

Ender dijo...

Estoy mejor animicamente que físcamente, quién me lo iba a decir!
Son pocos los días que me libro del malestar continuo o de las migrañas, pero alguno va habiendo y todo se andará, espero que remitan en algún momento aunque llegados a este punto ya nadie me da garantías de que eso vaya a pasar.

Como si la Felicidad fuese algo tan fácil de conseguir y como si ésta viniese completamente sola y no acompañada de mil emociones más, algunas bastante acojonantes.

Lo cierto es que creemos que los individuos deben reproducir todas las emociones correctas en las situaciones concretas, por qué si eso no es así, entonces, no será que podemos ser distintos a lo que nos han dicho, y si ése es distinto, yo qué soy? y si yo no soy distinto, qué se ha creído ése para serlo, no vayamos a descubrir que la libertad existe y la diferencia es una opción sana y viable.

De nuestra felicidad depende que el mundo siga girando en el sentido correcto ;P

Besazos.

Framboise dijo...

Me siento un poco intrusa... Nunca había entrado a visitarte (a pesar de tener un amigo común) y hoy, al hacerlo por primera vez, me encuentro con tu carta que refleja tan bien lo que vivimos nosotros durante 7 años que no puedo resistirme a mandarte unas líneas de comprensión y ánimo.
Ha pasado mucho tiempo y sin embargo esta cautela infinita de la que hablas, al leerte la he vuelto a vivir.
Sólo quien ha pasado por ello, lo entiende de verdad: lo demás pueden intentarlo pero no lo entenderán completamente.
Vuestro pequeño gremlin se hará realidad: nuestro garbancito cumplirá muy pronto... 30 años!

Un abrazo muy grande.

Ender dijo...

Bienvenida Framboise, no te sientas intrusa, siempre hay una primera vez para todo y te agradezco infinito tu comentario, no conozco a nadie en mi mismo caso y te prometo que si en general una mujer con problemas para tener hijos se puede sentir sola en este tema, yo me siento más sola aún por que casi nadie conoce más que los problemas para quedarse que es justo lo contrario de lo que me pasa.

De hecho, me trata un departamento que ni siquiera tiene un nombre que me representa, el de infertilidad, la gente me da consejos para quedarme embarazada, y si les cuentas que tu problema es justamente otro, que los pierdes, entonces además de los consejos sobre cosas que no entienden, tienes que soportar los comentarios más o menos velados, que sugieren que algo mal harás por qué eso no es normal, vamos, que si los pierdes será por qué eres una irresponsable, una mala madre y un largo etc.

7 años es mucho tiempo, no sé si yo podría aguantar eso, que valiente y fuerte debes de ser.

Besos

Juan Luis T. dijo...

Endercita, bienvenida al grado de "pater", no pater del que lee evangelios, sino el del día a día, hora a hora, minuto a minuto. Mis gremlims tienen 16 y 12 años, y esa cautela, preocupación y aceptación es lo que se lleva siempre. Lo vuestro no es nada anormal, sino un excelente ejercicio de paternidad buscada y deseada.
Los padres que quieren serlo no dan saltos de alegría y descorchan botellas de cava a todas horas, mas bien es al contrario.

Tu acto reflejo es uno mas de tantos y tantos que vas a tener que hacer.

Felicidades guapa. Y prepara a Carlos para el sueño que va a pasar. Con hijos alrededor no se duerme siempre que se quiere.

Framboise dijo...

La naturaleza es muy caprichosa. Ya lo sabemos tú y yo... y muchas más.
Así que nada de mortificarte y menos aún, nada de dejar que otros te mortifiquen. A la gente le gusta mucho hablar por hablar.
Tú, a lo tuyo. Lo que importa es tu gremlincita y nadie más.
7 años es mucho tiempo, es cierto pero cualquiera lo aguanta si la ilusión es grande. Y siempre sacas fuerzas de donde crees que ya no hay.
Besos grandes

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