Los tres viajes a Francia de mi abuelo: Parte II, segundo viaje

martes, 20 de octubre de 2009

(Primer viaje)

Instalado en Barcelona, las semanas y los meses han pasado.

Vive la vida que puede, aceptando trabajos que de ninguna otra manera aceptaría, el miedo es el gran beneficio de tantos patrones en esta época, que no dudan en explotarlo para conseguir barato el esfuerzo de otros.
Se esconde, sale poco, tiene miedo a ser reconocido, vive la vida del exiliado en su propio país.
Pero no se queja, está vivo, come al menos tres veces al día, y tiene una cama en la que dormir.

La ciudad es grande, toda su vida, queda allá en el pueblo, al principio le cuesta acostumbrarse a tantas cosas nuevas, la gran urbe a veces le pilla desprevenido y otras le maravilla.
Algunas le revuelve las tripas y otras le arranca lágrimas de tanta belleza.

Lejos de su familia, está completamente solo; solo, como tantos otros en su misma situación, solo en un país que ya no es el suyo, solo en un mundo que no moverá un dedo por ayudarnos.
Solo, llora algunas noches en la cama, no la suya, sino una de inquilinos temporales, de sábanas gastadas y mantas raídas.
Solo, busca el sol en las callejuelas, ese sol deslumbrante de su tierra, de los campos, que aquí se resiste a iluminar las callejuelas en las que él habita.

Solo.

Pero no se rinde; él es fuerte, joven y listo, luchará y el pasado será sólo un fantasma.
Y una nueva vida se abre paso, un nuevo trabajo, en un taller de cerrajería, para un patrón miserable, tacaño y represivo, que venido de otras tierras hace su fortuna empleando a españoles emigrados de todas partes, que los explota y machaca, desprecia y humilla.
El trabajo es Dios, que más da el resto, con este trabajo, tendrá dinero para pagar un alquiler, con un sitio fijo en el que vivir, conquistará a una mujer, se casarán y formarán una familia; una familia que no sepa nada de la miseria ni la guerra, que no sepa nada de su huida.

Algunos de nosotros, ante una situación difícil, tratamos de adaptarnos, de salvar lo que queda y seguir adelante; el apego a la vida es grande.
Otros, deciden coger caminos peligrosos por los que llegarán hasta las puertas de la muerte si es necesario.
Unos viven y otros prefieren morir.

Sentado, en su vieja cama, abre lentamente la carta, la lee detenidamente, la comprime en su puño y se lleva las manos a la cabeza.
Su compañero de infancia, su amigo incansable, su cómplice de risas, siempre inquieto, siempre inconformista, con el que recorrió los caminos del cambio, soñaron juntos un mundo justo y se separaron justo cuando el sueño se rompió, él, va a seguir hasta el final, por qué no puede tolerar el mundo en el que vive, por qué no puede tolerar lo que el gobierno francés está haciendo o lo que no está haciendo, ha decidido tomar el camino más oscuro, ha decidido que su vida no vale nada, igual que la de otros no lo vale y va a emprender un viaje que sólo ha de tener un final para él.
Una vez más, emprenderán este viaje juntos, una vez más aprenderán cosas juntos, sólo que esta vez el objetivo de ambos viajes será muy distinto.
Uno va hacia la muerte; el otro, tratará de impedirlo.

Una angustia fría, sorda, implacable lo invade, su vida es lo más valioso, tanto le ha costado enderezarla y ahora, ¿qué debe hacer?

Trata de contactar con él, pero no es fácil, se esconde bien, está lejos, pero poco a poco, los rumores le van dando una idea concreta de lo que pasa, de lo que puede pasar y cuando al fin hablan se da cuenta de que ya no son las mismas personas, de que sus prioridades han cambiado, se han deformado, sus almas se han quebrado, sus sueños han muerto arrastrándoles hasta el hastío y la tristeza, se da cuenta de que sus vidas nunca valieron nada, primero como mano de obra de patrones voraces, luego como peones de unas ideas grandilocuentes y caníbales, después como soldados de una guerra fraticida y finalmente como traidores, siempre con un nombre tatuado en su frente, siempre marcados por etiquetas por las que decidir si se vive o se muere, siempre luchando y perdiendo, siempre tratando de sobrevivir en un mundo sumergido en la muerte.

Muerte, venganza, desolación, odio, avaricia, miedo.

PATRIA.
Maldita seas, asesina de tus hijos, maldita seas para siempre, te alimentas de su sangre, de sus entrañas.
Malditas sean las banderas, las fronteras, los nacionalismos, las religiones.
Maldito sea el hombre orgulloso que hunde sus manos en los vientres de sus mujeres para arrancar la esperanza.
Malditos sean los héroes que abandonan a sus mujeres, a sus hijos para que otros los maten, las violen.
Malditos sean los líderes, que mandan a la muerte a los hijos de los otros.
Malditos, malditos todos.

Resignación.
No puede abandonarle, le seguirá y tratará de traerlo de vuelta.
Pasar a Francia no es algo sencillo, pero allí está él, en la soledad de su habitación, escrutando el mapa, buscando la ruta adecuada, más tarde, buscando los contactos, el dinero.
Levanta el lápiz de sus notas y se lo pone tras la oreja; nunca imaginó que finalmente viajaría a Francia después del primer intento, ¿será un lugar bonito?

Son días duros, parece ausente, se está despidiendo de todo lo que conoce, de una tierra que tal vez no volverá a ver, de unas gentes con las que puede que no vuelva a hablar, de una vida que ya no vivirá.
Las cosas van rápidas, ya está todo preparado, un nudo le oprime la garganta, se pondrán en camino el mismo día, por rutas distintas.
Contempla la habitación vacía, su maleta preparada, en dónde cabe lo poco que tiene, se tumba en la cama y deja que las horas pasen.



Este segundo viaje a Francia, tampoco llegó a realizarse.
En el último momento, la persona que mi abuelo trataba de proteger tuvo que desistir de sus planes a causa de un cúmulo de causalidades que echaron por tierra el peligroso viaje.

Mi abuelo, siguió viviendo en Barcelona, ciudad que nunca abandonó, dónde siguió trabajando en el taller de cerrajería hasta que se jubiló.
Se casó con mi abuela, no fue un matrimonio demasiado largo y tuvieron una hija, mi madre.
Algunos años más tarde, realizó su mayor proeza vital, cuidando de nosotros, en todos los sentidos posibles.

Y al cabo de muchos, muchos, muchos años, al fin realizó ese viaje a Francia que soñó tantas veces.


*Gracias al Gobierno de Vichy, los españoles "hospedados" en los campos de refugiados y prisioneros, acabaron en su mayoría en el campo de concentración de Mauthausen-Gusen, ubicado en Austria.
Esa fue una realidad que golpeó muy duramente a los españoles que por algún motivo tenían previsto huir a Francia, considerada tierra de libertad.
Mi abuelo nunca pudo sacarse de la cabeza la idea de que si finalmente hubiese cruzado esa frontera, hoy en día sería uno de los supervivientes del campo; o tal vez, una de sus muchas víctimas.

10 comentarios:

Juan Antonio HERGUERA TORRES dijo...

Para empezar, dos tonterías:
1] ¿Por qué el proxy de mi empresa me dice que tu blog es porno y no me deja leerlo?
2] Pon un enlace a la primera parte de este texto, por favor...

Y ahora, no tonterías: ¿en qué siglo estamos?

Ala. A llorar.

mariajesusparadela dijo...

Sí. Y mas probablemente una víctima. Aunque unos cuantos se hicieron partisanos.

Ender dijo...

CHucky, no sé si sabes que el informático eres tú, así que no sé por qué me preguntas a mi algo que forma parte de tu curro, yo no sé ni lo que es un proxy :P

Tus deseos son órdenes, ya está puesto, lo que no me acuerdo era como se hacía eso que has hecho, poner el enlace en el comentario :S
Juro que lo conseguí una vez...

María Jesús, por si la guerra fue suficiente, encima, ser deportado a un campo...los que sobrevivieron no sé como lo consiguieron.
Cuando estaba en el instituto vinieron a hacer una charla unos supervivientes, fue un día muy especial, yo ya había leído unas cuantas cosas sobre el tema, pero al oírlos contarnos sus experiencias, creo que ese fue el momento en que este tema quedaría ligado a mi para siempre.
Lo que más me impresionó no fue lo duras que eran las condiciones, ni las atrocidades. Lo peor era escuchar como el azar marcó sus vidas, como el detalle más absurdo hacía que unos vivieran y otros no.

Juan Antonio HERGUERA TORRES dijo...

@Ender:

Un proxy es un cacharro de mierda que se pone en las empresas para impedir que la gente acceda a según qué sitios de internet... Mi proxy dice que tu sitio es porno :-S

Respecto a lo del enlace en los comentarios, es código HTML, el llamado lenguaje de internet; si yo lo he aprendido no debe de ser muy difícil aprenderlo.

En dos palabras el texto que has de poner para enlazar la primera parte es este (sin espacios):
< a href = " http://nologroacostumbrarmeaunaseradulta.blogspot.com/2009/06/los-tres-viajes-francia-de-mi-abuelo.html " > la primera parte < / a >.
Chupao :)

Ender dijo...

Seguro que mi sitio es porno, pornísimo vaya :P

Sí, sí, chupao...que soy de letras puras :O

Juan Antonio HERGUERA TORRES dijo...

Bueno... en verdad pone "porno / entretenimiento" :-S
Aunque lo raro es que a veces me deja entrar y otras no :-S
Egal.

Mujer... de ciencias o de letras, si no lo intentas no aprendes cómo hacerlo.

Ale, ale... a disfrutar!

Ender dijo...

Entretenido intento que sea :DDDDDD

Mira, yo tengo un grave problema de memoria, lo de poner el enlace ya lo había hecho, pero a los 20 minutos ya había olvidado cómo...es un rollo esto de aprender y desaprender, que asquito lo de la amnesia esta.

Framboise dijo...

Me ha emocionado tu relato tan vivido y una vez más me ha traido a la memoria, recuerdos de mi adolescencia cuando mi padre nos contaba la historia del suyo.
Mi abuelo, resistente de la primera hora, allí se quedó, en un campo de concentración, gracias a Pétain y su gobierno... y una de mis tías volvió... en qué estado más lamentable...
El gobierno de Vichy, la mayor vergüenza de mi país.
Y me hierve la sangre pensar que, hoy en día,todavía hay gente votando a los LePen y companía.
Abrazos

Ender dijo...

Para mi lo peor de todo, es la negativa a reconocer lo que pasó, Francia ha pasado siempre de puntillas sobre su actuación durante la Segunda Guerra Mundial y nos ha bombardeado con películas sobre la Resistencia, desvirtuando por completo la realidad de la historia, pero sobretodo, la de sus acciones.

Por eso, es para mi un placer escuchar al Sr. Hollande hablar del tema, aunque sea tan tan tan tarde, reconocer que lo que pasó en el Vel d'Hiv fue una vergüenza perpretada por los franceses y no por los nazis y que haya puesto medios para empezar a reconocer a las víctimas del nazismo en su tierra, incluídos los republicanos, que tan duro trato recibieron.

http://es.wikipedia.org/wiki/Redada_del_Vel%C3%B3dromo_de_Invierno

http://internacional.elpais.com/internacional/2012/07/22/actualidad/1342957880_048887.html

http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/bandera-republicana-homenaje-liberacion-paris-2191396

De esto ya habló Chirac aunque en Hollande se ve una mayor voluntad de profundizar en lo que pasó y en reconocer a todos y de verdad, su valor y sacrificio.

Besos

Framboise dijo...

"una vergüenza perpretada por los franceses"... los franceses de Pétain, del gobierno de Vichy ;)

Abrazos

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