Eres la versión tierna de tu padre

lunes, 9 de noviembre de 2009

Eres la versión tierna de tu padre.
Ahora que te miro de lejos, cuando no te das cuenta, veo el sorprendente parecido entre ambos.
Al principio, puede parecer, que no es precisamente un cumplido, pues tu padre y tú, en realidad, no os parecéis demasiado.
Sin embargo, te pareces tanto a tu padre, que me parece mentira que se ma haya pasado por alto tanto tiempo.
Y no, no lo digo por esa barriguita incipiente repleta de felicidad que te ha ido creciendo, sino más bien, por esas cosas sutiles e indetectables para otros, cómo tu preocupación por los tuyos, el amor al trabajo y la creencia de que tu familia es el nucleo de tu existencia.
Para tu padre, la familia ha sido su logro más importante y su bien más preciado y por eso, ha mirado hacia otra parte ante todo lo que ha amenazado su existencia; pero sé que puedes comprenderlo.
Tú, en el ardor de tu juventud, crees que lo harás mucho mejor y yo estoy segura de que así será, pero piensa que él a tu edad, también pensaba que lo haría mejor que sus padres.
Y es que en esta vida, todos lo hacemos lo mejor que sabemos aunque a veces parezca que nos guste que las cosas salgan mal o que nos empeñemos en estropearlo todo.
Algún día tu padre no estará y seguramente entonces, te darás cuenta de lo mucho que teníais en común.
Todos tememos parecernos a nuestros padres, sin embargo, hay un momento en la vida que si todo ha ido bien, heredamos lo mejor de ellos y al fin podemos comprenderlos un poco mejor dándonos cuenta de que sus errores no han estado tan lejos de los nuestros, que sus razones, son más comprensibles de lo que nos parecieron en nuestra adolescencia.
Y es por ello, que los ojos con los que los miramos deben estar repletos de amor y comprensión, como sé que están los tuyos, cuando posamos nuestra vista en ellos, temerosos de que nuestro juicio sea demasiado duro.
Mañana, seremos nosotros los que desearemos que nuestros hijos sean clementes con nosotros.

6 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Sí. Pero quizá la comprensión llegue más tarde de lo aconsejable.

iolanda dijo...

Hola,
Lo que suele pasar es que nos damos cuenta cuando llegamos a cierta edad, y valoramos mucho mas lo que tenemos (a ellos) y nos sentimos en paz con nuestros "defectos" (que también eran los Y pienso que es un honor parecernos a nuestros padres, mejorando allá dónde por experiencia sabemos que es preciso hacerlo.
besitos,

angelito dijo...

Con el tiempo, no solo reconozco que me parezco un montón a mi madre, sino que además cada vez que me veo en el espejo, la veo a ella, y cada dia más.

Ender dijo...

María Jesús, mientras llegue algún dia...

Iolanda, lo del honor será según sean los padres, no? ;P

Angelito, yo cada día que pasa me parezco menos a ella, por que imprimió muchas costumbres en mi que pensé que eran mías, pero no lo eran; me voy liberando de lo que no me es propio.
Y cuanto menos me parezca, más fácil me será entenderla, de eso estoy segura.

diego dijo...

Es curioso, para mí mi padre empezó siendo un ídolo, lo más grande del mundo, hasta que un día me decepcionó en algún asunto concreto y desde entonces empecé a verlo como una persona, no como un dios. Y a partir de ese momento lo quise mucho más, con sus defectos y con sus virtudes. Yo tengo dos hijos y supongo (espero) que ya no me vean como un dios, en algo les habré decepcionado, seguro. Pero la máxima comprensión de un hijo hacia su padre es cuando el hijo llega a ser padre (no sé si me he hecho un lío...)

Ender dijo...

No te has hecho un lío, de pequeños vemos a nuestros padres como seres invencibles, a mi también me pasó con el mio y supongo que a todos nos llega el día en que eso cambia.
Siempre hablamos de lo duro que es ser padre, como si ser hijo fuese fácil.
Conciliar nuestra faceta de persona con el rol familiar tiene su complicación.
Desde luego nada da mejor perspectiva que encontrarse en la situación del otro y eso, a los hijos sólo nos pasa cuando nos volvemos padres; y seguro que entonces entendemos muchas cosas.

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