La tortilla de los hipócritas

lunes, 22 de noviembre de 2010

Durante mucho tiempo, mi madre se interesó por todo tipo de disciplinas alternativas y no es de extrañar que su pareja proviniese de ese mundo.

Su pareja, vivía en una comuna naturista, donde cada uno asumía una parte de las labores de la finca que compartían y se autofinanciaban vendiendo productos de sus huertos, todo ello natural, ecológico y supersaludable.
Por descontado eran vegetarianos y no utilizaban productos químicos para sus cultivos, vivían en medio de la naturaleza y adoraban a los animales.

Mi madre ya llevaba algún tiempo saliendo con este hombre, cuando decidió que lo mejor para que nos conociéramos, era ir un fin de semana a la comuna.
Yo tenía unos 9 años y mi hermano 4 años menos.
Así que llegamos a la estación de tren y allí estaba él.
Nos llevó en su moto hasta la comuna y se volvió a por mi madre, nuestra única compañía hasta que llegaron fueron una bandada de ocas con muy mala baba que nos atacaron en varias ocasiones; empezábamos bien.

Cuando llegó mi madre entramos dentro y nos presentaron a un montón de extraños, gente que se vestía de manera rara y vivía en una casa rara en la que hacía un frío de cojones, la verdad.
Después de haber hecho las presentaciones se pusieron a discutir que alimentos ibámos a preparar para la comida.
Cuando mi hermano y yo empezamos a oir lo que había para comer se nos pusieron los pelos de punta; ya llevábamos un tiempo sufriendo cambios en nuestra dieta, pero lo de la comuna era mil veces peor.

Mi madre, consciente de que sus hijos no iban a probar bocado ante el menú que nos querían preparar, les comentó que si no les importaba, ella nos prepararía una tortilla de patatas.
Si hubiesen podido, la hubiesen colgado del campanario más cercano y le hubiesen prendido fuego.
Durante media hora, la pusieron de vuelta y media, que ellos no comían huevos, que qué clase de alimentación nos estaba dando, etc, etc, etc.
Ella les explicó que nosotros no éramos vegetarianos y que estábamos cambiando poco a poco nuestros hábitos, pero que éramos niños y no se nos podía dejar sin carne ni cambiar nuestra alimentación tan radicalmente.
Le dijeron que muchos niños eran vegetarianos, que eso eran tonterías, y que que fuéramos niños no era una excusa para que no comiéramos lo mismo que ellos.
Mi madre no quería causar mala impresión, pero no estaba dispuesta a ceder, así que insistió hasta que le dieron permiso, por esta vez, a cocinar en su sagrada cocina los alimentos del mal.
Como no tenían huevos, su pareja se fue en moto a comprarlos.

Mi madre cocinó una gran tortilla para mi hermano y para mi, tardó mil años en tenerla lista, por que no le dejaban los fogones y tenía que ir quitándola cada vez que se lo pedían.
Cuando terminó ya estábamos todos sentados en la mesa, dispuestos a comer; ellos un montón de cosas verdes y extrañas y mi hermano y yo, una maravillosa tortilla de patatas.
Mi madre cortó un trozo y le ofreció a una de las chicas, ella horrorizada dijo que no, que ella no comía huevos, que era un crimen, bla, bla, bla.
Se hizo de rogar un poco más y al final aceptó, pero por quedar bien, según ella.
Los demás la imitaron.
Y la imitaron tanto que no nos dejaron tortilla.
Se la comieron entre todos en cuestión de minutos y no dejaron ni un triste trozo.
Mi madre, mi hermano y yo, no salíamos de nuestro asombro.

Cuando se dieron cuenta, les dio la risa tonta y nos animaron a comer del resto de cosas.
Yo, que ya estaba un poco enfadada, les hice notar que lo que nosotros queríamos comer era tortilla, por lo que invitaron a mi madre amablemente a que nos preparara otra tortilla, esta vez sin interrupciones.
Así que mientras ellos se comían el resto de manjares, nosotros mirábamos y mi madre cocinaba.

Al final nos comimos a las 5 de la tarde la dichosa tortilla, sin más compañía que la de mi madre y su pareja, por que el resto, ya bien comiditos, se habían marchado a hacer sus cosas.
Cuando terminamos la tortilla, le hice notar a mi madre que esa gente no me gustaba nada, por que decían una cosa y luego hacían otra.
Mi madre asintió con la cabeza y me dijo,
-A eso se le llama ser un hipócrita.
..

13 comentarios:

Cristina dijo...

No los juzgues con dureza, Ender...es complicado resistirse a una buena tortilla de patatas cuando tienes hambre, y me da que pasaban mucha hambre :).

Y sí, la inmensa mayoría de personas tenemos toques de incoherencia, no siempre es hipocresía, aunque muchas veces, también.

Bicos, wapa :).

Juan Antonio HERGUERA TORRES dijo...

Importante lección a aprender cuanto antes si se quiere ser adulto.

En fin... vaya historia.

Paz y amor.
Y una buena tortilla de patatas.

Julio dijo...

jajaja, la verdad es que parece un sketch sacado de una peli de esas de Berlanga. Pues resulta bastante incongruente que al final todos comiesen tortilla cuando supuestamente sus principios eran tan estrictos como para ponerle tantas pegas a tu madre a la hora de cocinar la tortilla, así que estoy contigo y sí, pecan de hipocresía, pero no se puede juzgar a todos los vegetarianos por la actuación de un grupo determinado. Yo conozco a algunos que te puedo asegurar que jamás la habrían probado. Por cierto, ¿los naturistas no son los que van siempre desnudos?.

emejota dijo...

Ya veo que aprendiste pronto. Nada como el sentido común (el menos común de los sentidos) para poner las cositas en su sitio. Del resto de la historia me abstengo el juício, que la carne es débil. Ja,ja. Un fuerte abrazo.

mariajesusparadela dijo...

Hace poco había un anuncio sobre unos vegetarianos, llorando ante no sé qué jamón y visitando la nevara por la noche...y, casualmente, se encontraban allí.
Yo lo confieso abiertamente. Amo a los animales, pero no sabría vivir sin carne.
Creo que el caso es no hacerlos sufrir sin motivo: muerte rápida y , a poder ser, sin dolor.

diego dijo...

Ender, en tu línea, como siempre :D La hipocresía lo inunda todo, no hay más que oír a nuestros políticos. A mí, que soy como María Jesús carnívoro sin complejos, recuerdo lo que me extrañaron esas "hambuguesas vegetales" o "salchichas vegetales" que vi en un restaurante vegetariano al que suelo ir de vez en cuando (aparte de carnívoro, también me gusta la "hierba"). Si son vegetarianos, ¿por qué tienen que disfrazar de carne esa comida? Es como si yo me comiera un chuletón de Ávila disfrazado de sopa de acelgas.

Ignacio dijo...

Yo esa anécdota más que de hipócrita la calificaría de incoherente; que parece lo mismo, pero no lo es.

Isa dijo...

me ha encantado tu anécdota, Ender... conozco unos cuantos de éstos. Y sí, estoy de acuerdo en que son hipócritas.
Uno es incongruente cuando dice una cosa y hace otra, traicionando sus 'supuestos' principios. pero aquello que intentan adoctrinarte sobre su verdad para luego transgredirla son hipócritas.

Ignacio dijo...

Bueno, por lo que cuenta Ender, los naturistas estos no se comieron la tortilla a escondidas, su incongruencia, ni la acultaron ni la disumalaron...

Ignacio dijo...

disimularon

Ender dijo...

Haw, no lo había visto desde esa perspectiva XD

CHucky, vamos a ver y quién quiere ser adulto :D

Julio, pues claro que no, ni pretendo juzgar a los vegetarianos por este grupo en particular.
Pues mira, en aquel momento los naturistas eran los que practicaban disciplinan naturales, estos sí practicaban el nudismo pero en determinados contextos.

Emejota, pues sí, aprendí rápido, qué remedio :D

María Jesús, yo nunca sería vegetariana por eso mismo, además reconozco que tengo necesidad psicológica de comer carne aunque en general no como mucha mucha carne.

Diego, pues nunca me lo he planteado, imagino que la cuestión está en que una persona vegetariana debe suplir los nutrientes de la carne con otros sustitutos y por eso se les da apariencia de carne.
Por cierto, que algunos de esos alimentos están muy logrados. :D

Pues Ignacio, como te dice Isa, sería incongruente si te dicen yo eso no lo como y luego lo comen.
Si ponen a una persona de vuelta y media por comerlo, la juzgan moralmente y cuestionan su capacidad de ser madre por ello, además de hipócritas, son unos imbéciles.
Eso para mi es hipocresía de la grande.

Lo cierto es que eran un grupo muy cerrado y radical, de los que les merecía todo el desprecio del mundo cualquiera que no se alimentase como ellos y además practicaban un vegetarianismo muy extremo, por que hay muchos tipos de vegetarianismo.

Isa, estoy de acuerdo contigo.
Yo los vegetarianos que he conocido aparte de estos, pues mira, hay de todo, de los incongruentes, de los que no lo son y de los que ahora sí y ahora no :D

Ignacio dijo...

"Eso para mi es hipocresía de la grande."

Si...eso me había parecido...gracias por la aclaración de todas formas. :)

Ender dijo...

;P

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