Fumar, fumar, fumar

miércoles, 4 de marzo de 2009

A veces, ser un poco raro, tiene sus ventajas, cómo, por ejemplo, reparar en cosas, en las que poca gente más repara.

Una de ella, que siempre me sorprende, es a la velocidad que comen los fumadores, sobre todo, en el trabajo.

Si tienes una hora para comer e inviertes, al menos 30 minutos en hacerlo en condiciones, te quedan, para fumar, 30 minutos más.
En 30 minutos, cualquiera puede fumarse, al menos 4 cigarrillos; será poco?

Sin embargo, mis compañeros fumadores, cuando llega la hora de la comida, salen disparados a fumarse dos cigarros de golpe, van al comedor, se calientan la comida a toda leche, si hay cola en el microondas, los puedes ver mirando el reloj y moviendo la cabeza, pensando en los cigarros que no van a tener tiempo de fumar, calientan la comida y en unos 10 minutos a lo máximo, se han zampado la comida, a una velocidad que yo no puedo creer que incluya el masticarla.

Se levantan de la mesa, aún con la boca llena, limpian la fiambrera y aún guardando los cubiertos en la bolsa, salen por la puerta a toda velocidad, con el ansia nicotinera pintada en los ojos, a fumar y fumar y fumar, durante no menos de 40 minutos.

En sí mismo, me parece algo absolutamente irreal que una persona se alimente mal, con prisas, o que coma menos, sólo para arañar un poco de tiempo para consumir cigarro, tras cigarro, pero es lo corriente, lo habitual, es perfectamente normal y aceptable, que haya gente que casi no coma por fumar, que se deje la comida para ir a fumar, o que la trague de una pieza, siempre en vistas de conseguir 5 minutos más aderezados de alquitrán.

Yo me quedo masticando lentamente mi comida, aún me queda más de la mitad y no puedo dejar de felicitarme, por no seguir siendo esclava, de un vicio tan inútil.


6 comentarios:

Marc dijo...

Bien dicho, Olé!

Ender dijo...

Cómo está el humo por esas tierras?

mariajesusparadela dijo...

Hubo un tiempo en que yo fumaba como una chimenea. Y se el porqué de tanta prisa al comer: todo lo que se come no sabe a nada, escondido entre el aroma de la nicotina.
Recuperé la capacidad de saborear tres o cuatro años después de haber dejado de fumar.

Ender dijo...

Maria Jesús, yo también he sido fumadora, durante todos los años que fumé siempre me dije que el día que tuviese que salir de un cine a la mitad de la peli, o fumarme un cigarro entre el primer plato y el segundo, o no poder dejar de fumar a pesar de estar a 39 de fiebre y sacando los pulmones por la boca, ese día, dejaba el tabaco para siempre, por qué eso es una esclavitud, a mi modo de ver, intolerable.

Al final lo dejé, por otros motivos, pero lo dejé :D

Cristina dijo...

Ahora los no-fumadores nos podemos dar con un canto en los dientes, ya que más o menos se respetan nuestros lugares de trabajo. En aquel extraño lugar físicotemporal que fue mi primer trabajo, el jefe fumaba, y había coto abierto para todo aquel que quisiera hacerlo. Un horror.

Bicos!!!.

Ender dijo...

Hawai, yo el otro día me acordaba de cuando se fumaba el en metro y casi en cualquier parte...anda que no hemos mejorado :D

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